Esta miniserie demuestra que no necesitas grandes efectos ni explosiones emocionales para contar un buen romance. A veces basta con una libreta roja, unas cuantas pistas bien pensadas y dos personas dispuestas a abrir su corazón sin miedo.
Hay ciudades que parecen hechas para el cine, pero ninguna juega con la aventura tan bien como Nueva York. No es casualidad que tantas historias increíbles sucedan ahí: desde Mi pobre angelito 2 corriendo entre jugueterías gigantes, pasando por El diablo viste a la moda, hasta Jennifer Lopez en Sueño de amor, la Gran Manzana se ha convertido en un personaje más.
Pero entre todas las producciones ambientadas en esta ciudad vibrante, hay una miniserie navideña que captura como pocas ese encanto dulce, juvenil y lleno de casualidades que te hacen sonreír incluso desde de que empieza el primer episodio. Lo mejor es que está en Netflix y puedes acabarla en un abrir y cerrar de ojos.
Un romance navideño diferente
Basada en la novela de Rachel Cohn y David Levithan, Dash y Lily es una miniserie original de Netflix que llegó sin hacer mucho ruido al catálogo y terminó convirtiéndose en una de las comedias románticas navideñas más queridas de los últimos años. Dash y Lily tiene solo 8 episodios, perfectos para maratonear en una tarde fría, acompañados de una manta y un café.
La historia comienza cuando los padres de Lily se van de viaje y la dejan sola con su hermano mayor. Lily, tímida, soñadora y un poco solitaria, decide hacer algo especial: quiere pasar más tiempo con su novio Benny, así que inventa un juego romántico lleno de pistas que él deberá seguir para encontrarla. Pero las cosas no salen como planeó.
La pareja olvida la libreta donde está escrito el juego y quien la encuentra no es Benny, sino Dash, un joven amante de los libros que disfruta pasar la Navidad lejos de los villancicos y las multitudes. Dash, intrigado por el reto, decide jugar. Y así comienza una correspondencia inesperada entre dos desconocidos que comparten deseos, miedos, sueños y secretos sin haberse visto nunca.
Una miniserie que abraza lo mejor de la Navidad
Una de las mayores delicias de la serie es que cada pista lleva a Dash, y más tarde a Lily, a recorrer rincones especiales de Nueva York. Desde librerías míticas hasta cafeterías escondidas, desde Wall Street decorado hasta el Village iluminado, la ciudad completa funciona como tablero de juego y cómplice romántica. No es solo un paseo navideño: es una exploración emocional.
Austin Abrams interpreta a Dash con ese aire intelectual, sarcástico y ligeramente cínico que oculta un corazón enorme. Y Midori Francis, en cambio, hace de Lily un torbellino de entusiasmo, ilusión, nervios y ternura. Juntos forman una pareja que se siente auténtica, equilibrada y profundamente adorable.
Dash y Lily apuesta por la calidez de la temporada sin caer en cursilerías excesivas. Habla sobre encontrar conexiones verdaderas, abrirte a lo que no planeabas, y creer en algo más grande que tú. Y sobre todo, es una carta de amor a Nueva York, a los libros, a la creatividad y a las historias pequeñas que terminan moviendo tu vida entera.