'Elf' ya tenía suficientes razones para ser revisitada cada diciembre. Pero ahora suma una más: ese cameo secreto que la conecta con otro pilar del cine navideño.
Hay películas, como Mi pobre angelito, El expreso polar y Santa Cláusula, que aparecen porque aparecen cuando llega diciembre. Basta con que aparezcan en la televisión o en el catálogo de streaming para que automáticamente uno se ponga en el mood de la temporada. Elf es una de ellas. Desde su estreno, se convirtió en un clásico moderno de la época, de esos que puedes ver cada año.
La historia de Buddy, su humor inocente, la energía exagerada de Will Ferrell y ese espíritu navideño sin cinismo hicieron que la película se ganara un lugar permanente en la tradición decembrina. Elf no solo es graciosa: es reconfortante. Es de esas cintas que sabes exactamente cómo terminan, pero aun así no te cansas de repetir.
Y como todo clásico que se respeta, con los años empezó a generar teorías, curiosidades y todo tipo de secretos escondidos. Detalles que pasan desapercibidos en la primera, segunda o incluso décima vista. Lo cierto es que Elf guarda un pequeño guiño que conecta su mundo con otra película navideña legendaria aunque casi nadie se da cuenta.
El momento exacto donde todo se cruza
Si pones Elf y pausas exactamente en el minuto 32:45, cuando Buddy está en el taller del Polo Norte rodeado de elfos trabajando sin parar, notarás algo curioso. Entre los supervisores, hay un rostro que resulta extrañamente familiar: ese elfo no es un extra cualquiera.
En realidad, se trata de Peter Billingsley, el mismo actor que interpretó a Ralphie, el niño protagonista de A Christmas Story. En Elf, Billingsley aparece como un elfo supervisor del taller, creando lo que muchos fans ya consideran un pequeño universo compartido navideño.
¿Casualidad? Para nada
Este cameo no es un accidente. Peter Billingsley y el director de Elf, Jon Favreau, son amigos cercanos desde hace años. De hecho, Billingsley ha trabajado como productor en varios proyectos de Favreau, incluidos títulos importantes dentro del cine moderno.
Así que su aparición como elfo fue un guiño intencional, discreto y pensado justo para los fans más atentos. No había necesidad de subrayarlo ni era un chiste obvio. Era un regalo escondido, como esos detalles que solo descubres cuando ya conoces bien la película. El resultado es una conexión deliciosa entre dos clásicos navideños que marcaron épocas distintas.
Un mini universo navideño, no oficial, pero hermoso
La idea de que Elf y A Christmas Story compartan universo es más divertida que literal. Pero para los fans, funciona perfecto. Ralphie creció y terminó trabajando como elfo en el Polo Norte.
Ambas películas representan la Navidad desde ángulos distintos, pero comparten el mismo corazón: la mirada infantil, la fantasía y la obsesión por creer aunque el mundo diga lo contrario. Y ese pequeño cameo parece decirnos que, en el fondo, todas esas historias viven en el mismo espíritu navideño.