Cuando se menciona a Sylvester Stallone, es inevitable pensar en dos de sus personajes más icónicos: Rocky Balboa y John Rambo. Sin embargo, a pesar de la trascendencia de estos papeles, el actor no siempre estuvo convencido del éxito de todos sus proyectos. Un claro ejemplo de ello es First Blood, la primera entrega de la saga Rambo, dirigida por Ted Kotcheff, que inicialmente fue vista por Stallone como un fracaso total.
First Blood fue un rotundo éxito de taquilla y también fue bien recibida por la crítica, combinando el género de acción con un intenso drama psicológico. Pero en un principio, Stallone pensó que la película sería un desastre. Antes de que él aceptara el papel de John Rambo, muchos actores de renombre, como Robert Redford, Paul Newman, James Caan, Burt Reynolds, Robert De Niro y Al Pacino, rechazaron la oportunidad de protagonizar la cinta. Esto generó dudas en Stallone, quien, al ver el primer corte de tres horas y media de duración, se convenció de que arruinaría su carrera.

En una entrevista con Howard Stern, el actor reveló que, tras la primera proyección, tanto él como su mánager quedaron tan decepcionados que intentaron recuperar los derechos de la película para destruir los negativos. "Cuando estábamos haciendo la película, era muy mala, al menos eso pensé. Incluso mi mánager lo creyó. Salimos de la proyección y vomitamos en el pasillo", admitió Stallone.
Afortunadamente, después de varias modificaciones en la edición, First Blood se convirtió en un éxito rotundo y terminó consolidando a Stallone como una leyenda del cine de acción. La película fue votada por la comunidad de FILMSTARTS como la segunda mejor de su carrera. Tres años después, el actor retomó el papel en Rambo: First Blood Part II, y en 2008 incluso dirigió la cuarta entrega de la saga. La última vez que interpretó a Rambo fue en 2019 con Rambo: Last Blood y, según ha comentado, ya tiene una idea para un posible sucesor.

Lo que comenzó como una experiencia frustrante para Stallone, con el tiempo se transformó en una de sus actuaciones más memorables, demostrando que, a veces, los proyectos menos esperados pueden convertirse en verdaderos clásicos del cine.
