La obra literaria de J.R.R. Tolkien ha dejado una huella imborrable, no sólo en la literatura, sino también en la historia del cine. La trilogía de El Señor de los Anillos, dirigida por Peter Jackson, cautivó a millones de espectadores alrededor del mundo, mientras redefinió el género de fantasía en la gran pantalla. Estas películas fueron aclamadas por la crítica, obteniendo un total de diecisiete Premios Oscar, incluyendo once estatuillas para El Retorno del Rey, haciéndola una de las películas más galardonadas de la historia.
Sin embargo, detrás del éxito cinematográfico de El Señor de los Anillos, existe una historia poco conocida sobre las estrictas instrucciones que Tolkien estableció respecto a las adaptaciones de sus obras en el futuro. Para mantener la integridad de su creación intacta, el autor británico fue mu específico al enfatizar que por nada del mundo quería que Walt Disney y su compañía se involucraran en cualquier proyecto relacionado con sus libros.
La aversión de Tolkien hacia Disney se remonta a la década de 1930, cuando el escritor asistió a una proyección de Blancanieves y los siete enanitos. Para Tolkien, la representación de los enanos en la película distaba mucho de la concepción que él tenía de estas criaturas. El escritor se había influenciado por la mitología nórdica y germánica, donde estos seres eran considerados guerreros formidables. A sus ojos, la versión de Disney trivializaba y comercializaba en exceso elementos que él consideraba sagrados en la tradición de los cuentos de hadas.
Warner Bros.
La percepción negativa de Tolkien se intensificó con el tiempo. En una carta dirigida a J.L. Curry en 1964, Tolkien describió a Disney como "irremediablemente corrupto" y confesó que algunas de sus películas le provocaban "náuseas". Esta fuerte opinión no sólo reflejaba su descontento con las interpretaciones de la Casa del Ratón, sino que también representaba la desconfianza hacia las prácticas comerciales del estudio.
La postura de Tolkien quedó aún más clara un año después, cuando expresó que ni él ni sus editores tenían intención de permitir que Disney adaptara sus obras. Incluso rechazó propuestas del ilustrador Horus Engels para una edición de El Hobbit, argumentando que su estilo estaba demasiado influenciado por la estética de Disney. De hecho, cuando Tolkien vendió los derechos cinematográficos de El Hobbit y El Señor de los Anillos, en el acuerdo insistió en que se vetara cualquier participación de Disney en las adaptaciones, declarando que sentía "un odio profundo por todos sus trabajos".
The Hollywood Reporter
Aunque a muchos les gustaría ver las obras de Tolkien con el estilo de Disney, lo cierto es que para el autor, la esencia de sus historias y personajes no debía estar nunca relacionada los valores de la empresa de Mickey Mouse. La postura de Tolkien ha garantizado que sus adaptaciones mantuvieran la profundidad y complejidad que caracterizan al universo de la Tierra Media, alejado de todo aquello que Disney representa en sus cuentos clásicos.