Si Hollywood nos ha enseñado algo, es que ser millonario puede ser un deporte extremo. Basta con ver a Leonardo DiCaprio gritando desde su yate en El lobo de Wall Street, a Christian Grey regalando autos como si fueran dulces en Cincuenta sombras de Grey, o a los elegantes banquetes y fiestas infinitas de El gran Gatsby. Las películas nos han hecho pensar en un mundo donde el dinero te abre las puertas a todo, desde mansiones con helipuerto hasta viajes a bordo de jets privados con champagne ilimitado.
Y aunque todo esto parezca demasiado bueno para ser real, hay ocasiones en las que la vida imita al cine, o incluso lo supera. Así que si creías que vivir entre las olas era sólo posible para estrellas de cine o personajes ficticios, prepárate para conocer la historia de Mario Salcedo, el hombre que cambió su departamento por una suite flotante.
Este empresario multimillonario decidió hace 25 años que su lugar en el mundo no estaba ni en Nueva York ni en París, sino en alta mar. Desde entonces, ha vivido casi ininterrumpidamente en cruceros, surcando los océanos del mundo con una vista al mar que haría llorar de envidia a cualquiera.
The New Yorker
El estilo de vida de Mario nació de una decisión consciente de dejar el estrés corporativo en tierra firme para navegar hacia una vida más sencilla aunque rodeada de lujo. Si bien su rutina está llena de desayunos con vista al mar, bailes por la noche, cenas con langosta y más excentricidades, la realidad es que el dinero no lo resuelve todo, ni siquiera los problemas del empresario.
Salcedo vive con una situación bastante curios: le cuesta mantener el equilibrio cuando pisa tierra firme. Su cuerpo se ha acostumbrado tanto al vaivén del mar que cuando pone un pie en el suelo, siente que todo se mueve. Una especie de "mal de tierra" que lo hace sentirse más cómodo entre olas que entre banquetas. En otras palabras, el verdadero reto de Mario no es pagar su estilo de vida de lujo, sino no tambalearse cuando visita el supermercado o saluda a algún familiar.
Tone Madison
¿Cómo es exactamente vivir en un crucero por más de dos décadas? Según Mario, es como estar en un resort con todo incluido, sólo que nunca termina. No tiene que preocuparse por pagar renta, servicios, comida o incluso planear qué cocinar cada día. Y mientras algunos sueñan con jubilarse para recorrer el mundo, Mario ya lo hizo y ha visitado más de 100 países.