Recordar a Sylvester Stallone es hablar de un físico impresionante, múltiples peleas y frases icónicas que se te quedan grabadas en el corazón para siempre. Desde que se subió al ring en la franquicia de Rocky, y empuñó el machete en Rambo, el actor se convirtió en un símbolo del cine de acción de los ochenta. No importa si hay más fans en el equipo de Balboa o en el del guerrillero, lo cierto es que hay algo en el que nadie podría estar en desacuerdo y es que Sylvester es una leyenda.
Pero no todo ha sido gloria, y como cualquier actor con una larga trayectoria, Stallone también ha tenido uno que otro tropiezo. Aunque se podría pensar que se arrepiente de alguna secuela fallida o de los extraños proyectos que tomó al inicio de su carrera, la realidad es que hay una cinta en particular que él mismo ha calificado como uno de los momentos más bajos de su carrera. Lo curioso es que en esa película compartió pantalla nada menos que con Pelé y el gran Michael Caine.
A principios de los años 80, Stallone ya se había hecho de un nombre en Hollywood, oero en 1981, aceptó un proyecto un tanto peculiar del que no está orgulloso del todo. La película se llamó Escape a la victoria, y aunque suena como una mezcla interesante de deporte, historia y drama, Stallone no la recuerda con mucho cariño. De hecho, el actor se ha referido a este momento como una de las decisiones más desafortunadas que ha tomado el cine.
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La cinta se ubica en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, con un grupo de prisioneros del campo de concentración de Gensdorff que juegan fútbol. Al comandante del campo, Karl von Steiner, testigo de los partidos y antiguo jugador, se le ocurre organizar un enfrentamiento entre la selección alemana y un combinado de prisioneros aliados.
Los hombres rechazan la oferta por considerarla propia de un acto de propaganda del régimen nazi, hasta que comprenden que el encuentro les ofrece la posibilidad de poner en práctica un plan de fuga. El partido se jugará en París y los aliados contarán con el apoyo de la resistencia francesa. El equipo de los prisioneros es entrenado por el capitán, John Colby, un exjugador del West Ham. Pero cuando el partido se celebra, el grupo de futbolistas prisioneros tiene la oportunidad de escaparse durante el descanso.
WION
Más allá de que la historia es algo rebuscada, uno de los mayores problemas para Stallone fue que simplemente no se llevaba bien con el futbol. Para empezar, el interpretar a un portero no era lo que tenía en mente cuando aceptó el papel. Stallone entrenó duro para intentar hacer un papel digno, pero terminó frustrado, con un dedo roto y llamando a este episodio "uno de los peores momentos" de su vida.
