Como el buen vino, el cine suele mejorar con el tiempo. Cientos de películas se han convertido en arte, con historias que han cambiado la forma en que vemos la pantalla grande. Y cuando uno se pone a revisar esas listas de "Las mejores películas de todos los tiempos", hay nombres que aparecen por derecho propio: El padrino, con Marlon Brando acariciando un gato mientras impone respeto; La lista de Schindler, esa joya de Steven Spielberg que te rompe el alma; o Batman: El caballero de la noche, donde Christopher Nolan dejó claro que los superhéroes también pueden ser arte.
Todos estos son clásicos que millones han visto, admirado y aplaudido. Pero más allá de lo más popular, hay películas que han ido quedado en el olvido, incluso cuando alguna vez fueron consideradas las más grandes del cine. Una de ellas fue declarada en algún momento como "la mejor de la historia" por cinéfilos, pero hoy no figura en las listas de IMDb ni Rotten Tomatoes. Esta historia es esas que no están en Netflix ni tampoco tienen meme, pero es tan impactante como simple.
Su nombre es largo como su duración, pero con un impacto que es imposible de negar: Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles. Dirigida por Chantal Akerman y estrenada en 1976, esta película fue colocada en el puesto número uno de la lista de "Sight and Sound" de 2022, una de las selecciones más prestigiosas de la industria, elaborada cada década por el British Film Institute. Pero lo más importante de todo es que, por primera vez en décadas, se reconocía el trabajo de una cineasta.
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Esta cinta de origen belga retrata la vida de una mujer viuda que cuida de su hijo, cocina, limpia, y a escondidasse dedica al trabajo sexual para sostener su rutina diaria. Durante más de tres horas, la cámara sigue a Jeanne en tareas que son sencillas, como pelar papas, lavar platos y hacer la cama. Pero es precisamente lo cotidiano y lo mundano lo que hace que esta película sea tan poderosa: Akerman muestra con paciencia cómo es que la rutina puede volverse una prisión y cómo lo cotidiano también tiene un peso y significado.
Lo cierto es que Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles no es para todos los públicos, ni es de esas películas que uno pondría para entretenerse. Pero para quienes logran conectar con su estilo, la recompensa es una experiencia cinematográfica que no se olvida fácilmente y que te deja reflexionando mucho después de que aparecen los créditos.
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Lo más curioso es que, a pesar de haber alcanzado ese nivel de reconocimiento, es una de las películas menos conocidas entre el público general. Si eres de los que está buscando una vivencia distinta, quieres conocer esa película que una vez fue la número uno del mundo y de la que hoy casi nadie habla, dale una oportunidad a Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles. Si bien no es digerible como otras, sí una de las más provocadoras.
