Cuando Quentin Tarantino habla de cine, el mundo escucha atentamente. Al final del día, no importa si estás de acuerdo con él o no, porque el director de Pulp Fiction, Los 8 más odiados y la sangrienta saga de Kill Bill tiene un gusto peculiar, una opinión fuerte y, sobre todo, una pasión que nadie puede negar. Lo de Tarantino no es sólo crear películas con una estética vibrante y violencia en dosis adecuadas, sino vivir el cine con la misma intensidad con la que escribe sus diálogos cargados de adrenalina y cultura pop.
Y es que, aunque muchas veces se le relaciona con el cine de culto, el director de Bastardos sin gloria también tiene un lado nostálgico y más relajado del que se podría pensar. Por eso, cuando se lanza a decir algo bueno de una película que el resto del mundo olvidó e ignoró, lo que provoca es curiosidad de saber qué fue lo que vio él que los demás no supieron apreciar. Puede que Tarantino sea excéntrico y más, pero si alguien tiene ojo para descubrir joyas incomprendidas, es él.
Esta vez Tarantino no vino a hablar de ninguna cinta ganadora de festivales ni de un thriller independiente con planos de 10 minutos. Fue en una de sus múltiples entrevistas donde sacó a relucir su fanatismo por el cine ochentero, soltando la sorpresa de que siente un amor indiscutible por Gremlins 2: La nueva generación. De acuerdo con el cineasta, esta cinta que para muchos es un desastre, para él es "una maldita obra maestra".
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Esa secuela tan peculiar fue ignorada por el público, eclipsada por su predecesora y tachada de caótica por muchos, sin embargo, tiene el sello de aprobación del mismísimo Quentin Tarantino. Y no lo dijo en tono de burla ni como placer culposo que se oculta, sino con la seriedad y emoción que le caracteriza cuando platica algo que le mueve. Incluso la comparó con una versión cinematográfica de la irreverente revista MAD, famosa por su humor satírico, absurdo y sin miedo a reírse de absolutamente todo.
Fue en 1984 que Gremlins se convirtió en un clásico navideño atípico, con monstruos adorables que se transformaban en pequeños demonios si comían después de medianoche. Fue un éxito en taquilla y marcó a toda una generación, y como toda cinta que le va bien seis años después, Warner Bros. decidió hacer una secuela. El resultado fue Gremlins 2: La nueva generación, dirigida nuevamente por Joe Dante, pero con un enfoque completamente distinto.
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En lugar de repetir la fórmula, Dante decidió hacer una parodia de su propia película. Así que lo que nos entregó fue una comedia loca, llena de referencias al cine, la televisión y la cultura pop, con Gremlins mutando en versiones aún más absurdas. Tarantino ha explicado que le encanta cómo la película rompe las reglas, se burla de sí misma y se atreve a hacer lo que muchas otras no se atreven: volverse completamente loca, sin miedo al ridículo. Para él, eso es cine con personalidad y con espíritu libre.
