Pase lo que pase en el séptimo arte, lo cierto es que hay (y habrá) ciencia ficción para rato, con historias que te hacen cuestionar la realidad, el tiempo, el espacio y hasta tu existencia. Desde viajes en el tiempo que pueden cambiar la realidad como en Volver al futuro, pasando por máquinas asesinas con el rostro de Arnold Schwarzenegger como en Terminator, hasta criaturas extraterrestres que te hacen pensar dos veces antes de acercarte a un huevo extraño, como Alien, el octavo pasajero, este género siempre ha sido el campo ideal para mezclar acción, aventura, filosofía y uno que otro susto.
Y aunque hay cientos de películas que han aportado algo especial a la ciencia ficción, sólo algunas han logrado obtener un lugar en el Olimpo de las obras de arte, donde se encuentran joyas que fueron exitosas en taquilla y que además cambiaron las reglas del juego. Y entre los títulos que se convirtieron en íconos culturales y dejaron a todos con la boca abierta, hay una que se erige por su originalidad y por provocar que todos se preguntaran si la realidad en la que vivimos era producto de una simulación.
Aunque hayan pasado más de dos décadas desde su estreno, Matrix continúa siendo una maravilla de la ciencia ficción. Dirigida por las hermanas Wachowski, la cinta estrenada en 1999 es una de esas que marcaron un antes y un después. ¿La razón? Su historia, su estética, sus escenas de acción y sus conceptos filosóficos. No sólo es Neo esquivando balas en cámara lenta, sino que también se enfrenta a preguntas sobre la realidad, la libertad, el control y hasta la fe.
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Keanu Reeves, en uno de los papeles más icónicos de su carrera, interpreta a Thomas Anderson, un programador con una vida aburrida que descubre que el mundo tal como lo conoce es una ilusión generada por máquinas para mantener a la humanidad bajo control. Tras ello, decide emprender una batalla porque, cuando uno descubre que su vida es una mentira, lo mejor es enfrentar el problema y arrancarlo desde la raíz.
Pero Matrix fue más que estilo. Si bien su estética gótica y cibernética dejó huella, lo realmente impactante fue cómo logró mezclar filosofía oriental, existencialismo, crítica social y efectos visuales de vanguardia en un combo que nadie se esperaba. Nadie puede olvidar ese movimiento en cámara lenta mientras la cámara giraba alrededor del personaje.
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Y por si fuera poco, Matrix abrió el camino a una trilogía, que luego se convirtió en tetralogía con Matrix Resurrections, dando paso a un universo completo que siempre ha mantenido a los fans enganchados, incluso en los momentos más bajos. Lo más impresionante es que, a más de 20 años de su estreno, Matrix sigue siendo relevante. Sus temas sobre la tecnología, la vigilancia, el libre albedrío y la manipulación de la información son más actuales que nunca. Y eso no es poca cosa en un mundo donde las películas suelen envejecer y ser olvidadas casi de inmediato.