La ciencia ficción nos ha regalado viajes imposibles, futuros distópicos y dilemas que parecen sacados de un sueño o de una pesadilla. Hay títulos que se han ganado un lugar de honor en la historia del cine, como Terminator, con su visión de máquinas rebeldes, Volver al futuro, que nos hizo creer en la magia de los viajes temporales, o Matrix, que nos voló la cabeza con la idea de que la realidad podría ser solo una simulación. Estas obras no solo entretuvieron, sino que cambiaron para siempre la manera en que imaginamos el futuro y la tecnología.
Pero entre las mejores producciones del género, existe una serie que, aunque no es recordada por muchos hoy, es un auténtico tesoro para los amantes de la ciencia ficción. Tiene una historia única, personajes entrañables y un concepto tan ambicioso que no se parece a nada que hayas visto antes. Y lo mejor es que está disponible en Netflix para descubrirla o revisitarla.
Se trata de Sense8, la serie creada por las hermanas Lana y Lily Wachowski, las mismas mentes maestras que nos llevaron al mundo de Neo, Morfeo y Trinity en Matrix. Aquí dejaron de lado los abrigos de piel y los lentes oscuros para regalarnos una historia que viaja por el mundo y conecta mentes y corazones de una forma tan espectacular como íntima.
Netflix
Sense8 parte de una premisa fascinante: ocho personas en distintas partes del planeta, que nunca se han visto, descubren que están mental y emocionalmente conectadas. Pueden sentir lo que el otro siente, hablarse sin palabras y hasta "prestar" habilidades cuando uno de ellos las necesita. Lo que al inicio parece un don increíble, pronto se convierte en una amenaza, porque no son los únicos con ese vínculo especial y hay quienes están dispuestos a cazarlos.
Lo que hace tan especial a esta serie es que, aunque tiene elementos clásicos del género, como persecuciones, conspiraciones y una organización secreta que actúa desde las sombras, su verdadero corazón está en la relación entre sus protagonistas. La conexión no es sólo un truco, sino es una excusa para explorar la empatía, la identidad y lo que realmente significa estar unidos, sin importar las distancias culturales o geográficas.
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Una de las cosas más impresionantes de Sense8 es que no finge sus localizaciones. Cada uno de los ocho protagonistas vive en una ciudad distinta, y las escenas fueron filmadas realmente en esos lugares. Berlín, Ciudad de México, Nairobi, Seúl, Bombay, Londres, Reikiavik y San Francisco se convierten en personajes en sí mismos, aportando personalidad y atmósfera a cada historia.
Cuando se estrenó, en 2015, Sense8 sorprendió por su diversidad y representación. Mostraba personajes de distintos orígenes, religiones, orientaciones sexuales e identidades de género, todos tratados con respeto y profundidad. Esto le ganó una base de fans muy leal que defendió la serie incluso cuando Netflix anunció su cancelación tras dos temporadas. La presión del público fue tan intensa que la plataforma accedió a producir un episodio final especial para cerrar la historia.
Aunque no llegó a convertirse en un fenómeno masivo como Stranger Things o The Crown, la serie dejó una marca imborrable en quienes la vieron. Y ahora, estando de vuelta en la conversación gracias al catálogo de Netflix, nuevos espectadores están descubriendo por qué tantos la consideran una obra de culto.
