Recordar a Kevin Costner es hablar de cine en mayúsculas. Su nombre está ligado a clásicos que marcaron a toda una generación: Danza con lobos, con la que ganó el Oscar a Mejor Película y Mejor Director; El guardaespaldas, que lo convirtió en ídolo romántico junto a Whitney Houston; y Campo de sueños, esa historia que mezcla béisbol y fantasía. Costner siempre fue alguien difícil de encasillar en una sola categoría, desempeñándose como actor, director, productor y un narrador nato.
Con más de cuatro décadas en la industria, cualquiera pensaría que ya no le quedaban metas por cumplir. Sin embargo, el actor de 69 años todavía tenía un sueño pendiente, uno tan grande que lo llevó a tomar una decisión extrema: arriesgar su propio dinero, incluso parte de la herencia de sus hijos, para levantar un proyecto que llevaba años imaginando.
Un sueño que parecía imposible
Horizon: An American Saga es la producción más ambiciosa hasta la fecha de Costner, misma que él ha descrito como "el gran proyecto de su vida". La segunda parte fue presentada nada menos que en el Festival de Venecia, y en medio de todo, el actor compartió una frase que su familia le dijo y que ha conmovido a todos: "Cuando les dije a mis hijos que arriesgaba una parte de su herencia, me dijeron: 'Papá, no te preocupes, queremos que seas feliz'".
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La saga Horizon es todo menos un capricho improvisado. Costner llevaba más de 30 años con la idea en mente, pero el tamaño del proyecto lo hacía complicado de financiar. Estamos hablando de un western épico que busca retratar la expansión hacia el oeste de Estados Unidos, con un nivel de detalle histórico y narrativo que pocas veces se han visto en pantalla.
Los grandes estudios, acostumbrados a apostar por blockbusters de superhéroes y franquicias seguras, no estaban del todo convencidos. Así que Costner tomó una decisión que pocos se atreverían a tomar en Hollywood: hipotecó propiedades, puso de su bolsillo y convenció a inversionistas privados de acompañarlo en la aventura. El riesgo era altísimo, pero para él era ahora o nunca.
Una saga pensada para perdurar
Lo que hace especial a esta anécdota no sólo es el esfuerzo económico, sino el respaldo emocional. Costner confesó que temía la reacción de sus hijos al contarles que parte de su herencia estaba en juego. Pero la respuesta fue unánime: no les importaba el dinero, lo que querían era verlo feliz cumpliendo su sueño. Ese gesto de apoyo se convirtió en uno de los motores principales para seguir adelante con Horizon.
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Y en cuanto a la saga, su magnitud es impresionante. La idea es que el proyecto abarque varias películas que, juntas, sumen alrededor de 12 horas de metraje, siendo una especie de reflejo de la historia de Estados Unidos en el siglo XIX.
La primera entrega ya se estrenó en salas y tuvo una recepción mixta, pero Costner no se detuvo ahí. En Venecia presentó la segunda parte y dejó claro que su visión es más grande que cualquier crítica. Su intención es que, vistas en conjunto, las películas construyan un mosaico épico que trascienda modas y se convierta en legado.