Si alguien sabe cómo brillar en una alfombra roja sin necesidad de exagerar, esa es Salma Hayek. La actriz mexicana de 59 años lleva décadas dejando huella en Hollywood, en cintas como Son como niños, Frida y Eternals de Marvel. Recientemente, la veracruzana volvió a robar cámaras durante una gala de lujo en París. Esta vez no solo por su look impecable, sino por un momento inesperado que demostró, una vez más, que la elegancia no solo está en la ropa, sino en la actitud.
El evento estaba lleno de rostros conocidos, flashes y vestidos de diseñador. Pero la pareja que acaparó todas las miradas fue la formada por Salma y su esposo, el empresario francés François-Henri Pinault. Ella, vestida de negro, caminaba con seguridad junto al CEO del grupo Kering, dueño de marcas como Gucci y Balenciaga. Lo que nadie esperaba era que, entre tanto glamour, se produjera un reencuentro que a muchos habría puesto nerviosos.
Esa noche François-Henri coincidió con su ex, la supermodelo Linda Evangelista. Y lo más interesante no fue el cruce en sí, sino la manera en que Salma manejó el momento: con una calma y una clase que dejaron claro por qué se ha ganado un lugar como referente mundial.
Una historia con capítulos cruzados
Salma y François-Henri se conocieron en 2006 y, desde entonces, su relación ha sido de las más estables dentro del mundo del espectáculo. La pareja se casó en 2009 y un año antes dieron la bienvenida a su hija, Valentina Paloma, quien hoy ya es toda una adolescente que incluso ha acompañado a su mamá en algunos eventos públicos.
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Lo curioso es que, en ese mismo 2006, Pinault se convirtió en padre de Augustin James Evangelista, hijo que tuvo con Linda Evangelista, el año en que conoció a Salma. Aunque para muchos esto pudo haber sido motivo de tensión, la realidad es que el paso del tiempo demostró todo lo contrario: ambas mujeres lograron construir una relación cordial, basada en el respeto y en algo mucho más importante, los lazos familiares compartidos.
Una relación inesperadamente cercana
A diferencia de lo que solemos ver en el mundo del espectáculo, donde los encuentros entre parejas actuales y exparejas suelen convertirse en fuente de drama, aquí ocurrió todo lo contrario. Tanto Salma como Linda han demostrado en varias ocasiones que mantienen una convivencia sana e incluso amistosa.
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De hecho, ya han compartido juntas momentos familiares importantes. Una de las pruebas más claras fue la graduación de Augustin, donde ambas posaron sonrientes, dejando claro que la unión familiar está por encima de cualquier diferencia. Linda ha declarado en varias entrevistas que admira a Salma, no solo como actriz, sino como madre. Por su parte, Hayek también ha reconocido públicamente a la modelo y no ha tenido reparos en elogiar su papel como madre de Augustin.
El caso de Hayek y Evangelista es un recordatorio de que las familias modernas no siempre responden a los moldes tradicionales. La convivencia entre hijos de diferentes relaciones, padres que comparten responsabilidades y nuevas parejas puede ser complicada, pero también puede transformarse en una red de apoyo donde lo más importante es el bienestar de los hijos.