En el universo de las series, hay parejas de personajes que terminan marcando época, incluso cuando nunca estuvo en el plan original que compartieran pantalla. Goku y Vegeta de Dragon Ball Z, Maisie Williams y Rory McCann en Game of Thrones, y Bryan Cranston y Aaron Paul en Breaking Bad, son sólo algunas de las amistades ficticias que lograron tener tanta química que se volvieron incluso más recordadas que ciertas historias de amor. Y pocas conexiones son tan buen ejemplo como una que arrancó casi por accidente y hoy es uno de los dúos más queridos por millones de fanáticos.
Porque lo curioso de este caso es que la producción no tenía contemplado que cruzaran sus caminos de manera significativa, pero al final lo hicieron y la chispa fue inmediata. Lo que nació como una interacción mínima terminó evolucionando en una relación fundamental dentro de la serie, al grado de que sería imposible pensar en el show sin ellos.
Una amistad que cruzó la pantalla
Se trata, por supuesto, del icónico dúo de Daryl Dixon y Carol Peletier en The Walking Dead. Esta dupla que sólo se ganó su espacio dentro de la historia, sino que floreció gracias a la complicidad real de sus intérpretes: Norman Reedus y Melissa McBride.
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Si algo ha quedado claro con los años es que la química entre estos dos actores no fue planeada, sino encontrada. Originalmente, ninguno de los personajes iba a sobrevivir más allá de la primera temporada. en los cómics, Carol muere en los primeros volúmenes, y en el caso de Daryl, él es un personaje que ni siquiera aparece en el material original.
Pero la vida en un set de grabación es impredecible. Reedus y McBride comenzaron a pasar tiempo juntos fuera de cámara, y esa cercanía se reflejó en la historia. De pronto, la relación de Carol y Daryl empezó a crecer hasta convertirse en una de las columnas emocionales de la historia. Lo que iba a ser un detalle pasajero se volvió una amistad que atravesó más de una década de apocalipsis zombi.
Reedus y McBride: inseparables dentro y fuera del set
Lo fascinante es que esta relación no es sólo un invento de los guionistas. Norman Reedus y Melissa McBride se volvieron grandes amigos en la vida real. Sus entrevistas juntos son una combinación de bromas internas, complicidad y cariño genuino que es imposible de negar. Y es justamente ese vínculo lo que hizo que la producción apostara cada vez más por unirlos en pantalla.
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Con los años, los fans dejaron de pedir que hubiera escenas entre ellos y empezaron a exigirlo. Y los creadores, conscientes de que tenían una joya en las manos, no dudaron en darles más protagonismo.