Durante más de una década, el rostro de Kristen Stewart fue sinónimo de una saga juvenil que, desde Crepúsculo hasta Amanecer - Parte 2, dividió a los fans entre vampiros y hombres lobo. Su interpretación de una adolescente melancólica la catapultó a la fama mundial, pero también la convirtió en el blanco de una crítica despiadada que confundió el personaje con la actriz. A pesar de la fama y la presión mediática, su carrera posterior demostraría que su talento iba mucho más allá de los límites impuestos por un guion adolescente.
De ídolo adolescente a actriz de culto: la evolución de Kristen Stewart
Mientras Robert Pattinson logró redirigir su trayectoria hacia el cine de autor con directores como David Cronenberg y Robert Eggers, Stewart siguió un camino igualmente audaz. Dejó atrás los romances sobrenaturales para colaborar con cineastas que desafiaban los moldes de Hollywood, entre ellos Olivier Assayas (en Las nubes de Maria), Kelly Reichardt (en Certain Women) y el propio Cronenberg (en Crímenes del futuro). Su interpretación de la princesa Diana en Spencer terminó por sellar su reputación como una actriz capaz de desarmar prejuicios y dar vida a personajes complejos y emocionalmente densos.
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Sin embargo, antes de consolidar ese prestigio, la también actriz de Café Society y Amenaza en lo profundo fue invitada a participar en una saga de terror que buscaba reinventarse con una nueva generación de intérpretes. La propuesta parecía tentadora: formar parte de una franquicia legendaria del género slasher, reinterpretando una de las escenas más icónicas del cine de horror moderno. Pero ella no dudó en rechazarla.
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Por esta razón Kristen Stewart rechazó morir en una de las escenas más icónicas del cine de terror
La saga en cuestión era Scream, cuyo renacimiento en 2022 pretendía honrar el legado de Wes Craven mientras presentaba a nuevos rostros como Jenna Ortega y Melissa Barrera. El estudio deseaba que Stewart interpretara un papel que evocara directamente la icónica secuencia de Drew Barrymore en la película original de 1996: una víctima en la escena inicial cuya muerte marcaría el tono del filme.
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Stewart, sin embargo, se negó rotundamente. No por miedo ni por falta de interés en el género, sino por respeto a la historia del cine y al legado de esa escena en particular. “Así que es el personaje de Drew el que muere al principio. Y crearon una secuencia completa donde mucha gente muere para emular el personaje de Drew. Pero solo iba a ser una persona, y pensé: 'No puedo hacer un Drew. No puedo tocar eso'. ¿Entiendes a qué me refiero?”, confesó a Slant Magazine en 2022.
La actriz había aprendido, después de Crepúsculo, a ser selectiva. Sabía que un papel no debía medirse por la fama o el impacto mediático, sino por la autenticidad del proyecto. Rechazar la oferta de Scream fue una muestra más de su madurez artística, de su deseo de construir una filmografía coherente, personal y desafiante.