No es ciencia ficción: el aterrador realismo de la nueva película de Kathryn Bigelow sobre la guerra nuclear que arrasa en Netflix México
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Kathryn Bigelow vuelve a estremecer al público con un thriller nuclear tan realista que provocó la reacción del Pentágono. La película muestra lo cerca que el mundo está del desastre y lo poco preparados que estamos para evitarlo.

Desde su estreno, Una casa de dinamita, la más reciente película de Kathryn Bigelow, ha desatado un intenso debate que va mucho más allá del terreno cinematográfico. La directora de Punto de quiebre y Días extraños se sumerge en un tema de alto voltaje político, retratando con una crudeza estremecedora los mecanismos de defensa nuclear de Estados Unidos ante un ataque inminente. Su precisión técnica y el vértigo de su narrativa han convertido al filme en el título más visto en Netflix.

Una casa de dinamita
Una casa de dinamita
Fecha de estreno 9 de octubre de 2025 | 1h 52min
Dirigida por Kathryn Bigelow
Con Rebecca Ferguson, Idris Elba, Greta Lee
Usuarios
3,1
Sensacinemx
2,5
Streaming

La película de Kathryn Bigelow que hizo reaccionar al Pentágono

Lo que podría parecer un thriller apocalíptico más ha despertado un eco inusual: el Pentágono emitió un memorando interno criticando la forma en que la película representa el sistema de defensa de misiles del país. Según el filme, basado en una extensa investigación y entrevistas con expertos, la capacidad de respuesta ante un ataque nuclear sería, en el mejor de los casos, de un 50 por ciento. Es decir, una posibilidad de supervivencia comparable a lanzar una moneda al aire. El Departamento de Defensa, sin embargo, respondió afirmando que su sistema ha mostrado una efectividad del cien por ciento en pruebas durante más de una década.

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Lejos de rehuir la controversia, Bigelow y el guionista Noah Oppenheim han celebrado que la película provoque conversación. “Si hay diálogo sobre la proliferación nuclear, eso es música para mis oídos”, señaló la directora a The Hollywood Reporter. Oppenheim, por su parte, subraya que el debate no es entre los realizadores y el Pentágono, sino entre este último y la comunidad de expertos que durante años ha señalado la fragilidad del sistema. “Nuestro trabajo fue reflejar esa tensión y dejar que el espectador se enfrente a la posibilidad de lo impensable”, comentó.

Lo que hace particularmente perturbadora a Una casa de dinamita es su capacidad para transformar información técnica en una experiencia emocional. Con la cámara de Bigelow dentro de búnkeres y centros de comando, el espectador vive en tiempo real la cuenta regresiva de una catástrofe que podría ser real. La directora vuelve a demostrar su talento para combinar adrenalina y rigor documental, como ya lo hizo en Zona de miedo, filme que también generó intensos debates sobre la representación del conflicto bélico y la ética del poder.

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Entre la verdad y el apocalipsis: la película que demuestra que una guerra nuclear ya no es ficción

No es la primera vez que Bigelow enfrenta a las instituciones que retrata. En 2012, y La noche más oscura despertó la ira de la CIA por su representación de las torturas en la búsqueda de Osama Bin Laden. De aquella experiencia, la cineasta aprendió una lección que vuelve a aplicar aquí: “Solo cuento la verdad. Todo se basa en realismo y autenticidad. Ese es mi objetivo”, asegura. En Una casa de dinamita, esa verdad se construye desde el detalle minucioso y una tensión constante que no ofrece respiro.

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El impacto del filme ha sido tal que incluso figuras políticas como el senador Edward J. Markey han elogiado su capacidad para “despertar conciencia nuclear”. Otros, como el periodista Tom Nichols, han respaldado la veracidad del retrato. Bigelow, sin embargo, prefiere hablar del poder del cine para generar conversación: “Vivimos en una casa de dinamita. El tema ya no puede seguir en silencio. Ojalá esta película impulse un diálogo real sobre la reducción del arsenal nuclear”.

Además del contenido político, la película ha sorprendido por su alcance global. Gracias al impulso de Netflix, la directora ha recibido mensajes desde distintos países, incluidos funcionarios involucrados en las próximas negociaciones del tratado START. “La respuesta ha sido profunda”, confiesa. “Este tipo de discusión es algo que debía ocurrir hace tiempo, y si el cine puede ser el detonante, me doy por satisfecha”.

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