En Dragon Ball, los héroes siempre parecían tener el cariño asegurado de los fans. Goku, con su sonrisa y su espíritu de pelea, se convirtió en el rostro de la franquicia. Desde su aparición en Dragon Ball Z, Vegeta aportó el orgullo que faltaba. Luego, Akira Toriyama presentó a Trunks, Gohan y Goten, quienes darían continuidad al legado de los Saiyajin.
Pero, en medio de todos esos nombres gigantes, hubo un personaje que pasó de ser enemigo mortal a convertirse en el alma silenciosa de la saga. Este ser nunca buscó gloria, ni reconocimiento, ni ningún tipo de aplausos. Como todo buen valiente, hizo lo que debía hacer, no por fama, sino por deber. Y a veces, eso es lo necesario para hacerlo un héroe mucho más grande que el resto, aunque no obtenga el mismo reconocimiento público que otras de las figuras del anime.
Hay tres razones por las que Piccolo, el namekiano más serio, sarcástico y noble de todo el universo Dragon Ball, es uno de los héroes menospreciados del anime. No llevaba una nube voladora, no sonreía demasiado y odiaba las tonterías. Pero sin él, el universo de Akira Toriyama simplemente no tendría corazón.
1. Su sacrificio por Gohan: el momento en que cambió todo
Piccolo, aquel que alguna vez juró vengar la muerte de su padre a manos de Goku, terminó dando su vida por el hijo de su enemigo. Durante la llegada de Nappa y Vegeta, en la saga de los Saiyajin, Piccolo se interpuso entre el ataque mortal y el pequeño Gohan, recibiendo el impacto fatal.
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En ese instante, mientras caía, le dice con una voz que apenas se oía: "Gohan, tú fuiste el único que hablo conmigo como un amigo sincero. No fue tan aburrido estar contigo durante un año... Gohan, te quiero". Esas palabras marcaron un antes y un después.
Por primera vez, Piccolo mostró emociones humanas, cariño y un sentido de protección que rompió cualquier rastro del villano que solía ser. Su sacrificio fue el primer gran gesto de redención de la saga, y uno de los momentos más tristes de la infancia de muchos.
2. El mentor que todos quisiéramos tener
Tras ser revivido, Piccolo se convierte en el entrenador y figura paterna de Gohan. Y aunque su método no era precisamente amable, con gritos, entrenamiento extremo y dejarlo a su suerte en la naturaleza, lo hacía con un propósito: preparar al niño para el futuro.
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Con el tiempo, esa relación maestro-alumno se transformó en algo más profundo. Piccolo, que antes no entendía los lazos humanos, encontró en Gohan una razón para evolucionar. Y Gohan encontró en Piccolo al padre que Goku nunca tenía tiempo de ser.
3. Su fusión con Kami: el regreso del verdadero guardián
El último gran paso de Piccolo llega durante la saga de Cell, cuando acepta hacer algo que había jurado no repetir: fusionarse con Kami, su contraparte buena, de quien se separó siglos atrás.
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Esa decisión no fue solo una cuestión de poder. Fue un acto simbólico: aceptar su pasado, reconciliar la oscuridad con la luz y recuperar la esencia del antiguo Guardián de la Tierra.
Con esa fusión, Piccolo no solo se convierte en uno de los guerreros más poderosos, sino también en el equilibrio moral del grupo. Ya no lucha por venganza ni por orgullo, sino que lo hace por el planeta, por su gente, por Gohan y por la promesa de un futuro en paz.