Ethan Hawke es uno de los actores más famosos y admirados de su generación, y quien a lo largo de más de tres décadas ha construido una carrera sólida en el cine, teatro y televisión, con películas como Antes del amanecer, Boyhood, Training Day y El teléfono negro destacando en ellas un estilo único, cargado de dramatismo, ansiedad y violencia, así como de una constante confrontación entre la quietud y el conflicto.
Y dicho estilo se vio reflejado desde sus primeros proyectos como La sociedad de los poetas muertos, dirigida por Peter Weir. En ella, Hawke interpretó a Todd Anderson, un joven estudiante reservado que encuentra motivación y la voz de su talento gracias a su profesor, John Keating, interpretado por Robin Williams.
Así fue para Ethan Hawke trabajar con Robin Williams
Buena Vista Pictures Distribution
Y como el actor tenía solo 18 años cuando participó en la cinta, esa experiencia lo marcó de una forma que todavía recuerda y lo hace reconocer que Robin Williams fue una figura clave para entender su relación con el cine. En distintas entrevistas lo llegó a describir como "un genio", y una influencia determinante en su formación como actor.
En una entrevista con Vanity Fair durante la gira de promoción de El teléfono negro 2, Hawke recordó el rodaje de aquella película y cómo lo impresionó ver a Peter Weir dirigir a Williams. También contó que fue testigo de una relación de enorme respeto entre ambos, a pesar de que sus métodos de trabajo eran completamente distintos.
Lo vi dirigir a Robin Williams, algo nada fácil, porque Robin era un genio de la comedia. Pero la actuación dramática aún era algo nuevo para él en ese momento. Observar esa relación, estando yo a un metro y medio de distancia mientras hablaban de interpretación, fue algo que no se puede olvidar
Robin Williams: el maestro de la improvisación para Ethan Hawke
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Y como Robin improvisaba con energía y humor, mientras Weir mantenía un enfoque más preciso y estructurado, para Hawke poder verlos trabajar juntos fue una auténtica revelación sobre lo que el cine puede lograr cuando hay confianza y admiración entre los artistas.
Robin Williams no seguía el guion, y yo no sabía que se podía hacer eso. Si tenía una idea, simplemente la llevaba a cabo. No pedía permiso. Y eso me abrió un mundo de posibilidades, la idea de que se podía interpretar de esa manera. Y a Peter le gustó, siempre y cuando siguiéramos cumpliendo los objetivos del guion.
A esto agregó que ambos "tenían una forma de trabajar muy diferente, pero sin que los llevara al juicio o al enfrentamiento entre sí. Trabajaban juntos. Eso es emocionante; ahí es donde se aprecia el verdadero potencial de una gran colaboración. No tienes que ser igual, pero tampoco tienes que odiar a alguien por ser diferente", señaló el actor.