La cuarta temporada de The Witcher de Netflix se sintió diferente desde el primer momento. No solo por el nuevo rostro de Geralt de Rivia, ahora interpretado por Liam Hemsworth, sino porque el universo que alguna vez nos pareció familiar se transformó con cada episodio. El tono, las relaciones, incluso la energía del relato, todo vibró de otra manera.
Netflix apostó fuerte por mantener viva una de sus sagas más populares, pero también más polémicas. Desde la salida de Henry Cavill, los fans siguieron cada noticia con una mezcla de curiosidad y escepticismo, preguntándose si la serie podría sobrevivir a un cambio tan grande. La respuesta parece ser sí, pero no sin sacrificios. Y uno de los más notorios fue con Yennefer de Vengerberg.
La hechicera que escapó de su destino
Mientras Geralt y Ciri siguen caminos inspirados directamente en las novelas de Andrzej Sapkowski, el arco de Yennefer tomó una ruta completamente distinta. Una que ni siquiera existe en los libros: esta vez Netflix decidió romper con la obra original.
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Yennefer, interpretada nuevamente por Anya Chalotra, protagoniza una historia completamente nueva, construida desde cero por el equipo creativo. El motivo fue más lógico y comprensible de lo que parece y fue explicado por la showrunner Lauren Schmidt Hissrich en una entrevista con Netflix.
"Esta temporada se inspira en 'El bautismo de fuego', un libro increíble. Sin embargo, en esa historia Yennefer pasa gran parte del tiempo convertida en estatua de jade, y esa no era la dirección que queríamos tomar. Por eso decidimos desarrollar una nueva historia para ella y reconstruirla desde cero", dijo Schmidt.
Una decisión arriesgada, pero necesaria
Todo esto tiene sentido. El personaje de Yennefer es uno de los pilares emocionales de la serie: poderosa, compleja, contradictoria. Convertirla en piedra durante la mayor parte de la temporada habría significado dejar fuera a una de las figuras más fuertes y carismáticas de The Witcher.
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Por eso, en lugar de repetir lo que está en las páginas, el equipo optó por imaginar qué estaría haciendo Yennefer mientras Geralt y Ciri enfrentan sus propias pruebas. El resultado es una trama totalmente nueva que conserva el espíritu del personaje, pero la libera de su rol pasivo.
En esta versión, Yennefer emprende su propia búsqueda, más espiritual y política que mágica, cuestionando su poder, su lealtad y su papel dentro del Caos. Un viaje que, según Hissrich, "permite explorar la vulnerabilidad de una mujer que siempre lo ha tenido todo bajo control".
Entre la fidelidad y la reinvención
La decisión de cambiar una parte tan importante del material original puede sonar polémica, pero The Witcher siempre ha jugado con ese equilibrio entre adaptación y reinterpretación. Desde la primera temporada, la serie ha mezclado relatos cortos de Sapkowski con nuevas líneas argumentales para conectar mejor las historias.
El cambio no rompe la esencia del universo, sino que la amplía. Yennefer no está congelada en una estatua, sino en su propia lucha interior. Y eso, narrativamente, puede ser incluso más interesante.