Hoy en día, cuando alguien menciona "películas de superhéroes", casi de inmediato pensamos en los gigantes de siempre: Avengers, Capitán América y Spider-Man. Es imposible escapar de ellos porque están en todas partes. Son el molde del cine de acción moderno, los reyes indiscutibles del género y la vara con la que se mide prácticamente todo lo que lleva capa, escudo o telaraña.
Pero no siempre fue así. Antes de que existieran estas sagas millonarias que movieron al público en masa, hubieron un par cintas que intentaron hacer algo distinto, más arriesgado y en su momento no fueron del todo comprendidas. El público quizá no estaba preparado ni tampoco la industria.
Una joya que el mundo entendió demasiado tarde
Con el paso de los años, algunas de esas películas "extrañas" para su época comenzaron a recibir el reconocimiento que merecían y ahí empezó el efecto retroactivo. Incluso Christopher Nolan, el cineasta que nos trajo Batman: El caballero de la noche, ha comentado que una de estas obras solo puede apreciarse por completo ahora. Esa película adelantadísima a su tiempo es Watchmen, la adaptación de Zack Snyder que dividió opiniones en 2009.
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La historia nos transporta a una versión alternativa de 1985. Aquí el mundo está al borde de una crisis. Un grupo de vigilantes, conocidos como los Watchmen, trabajó durante años bajo la sombra del gobierno estadounidense. En este mundo, Richard Nixon ganó la Guerra de Vietnam y terminó derogando la Constitución para extender su mandato a un tercer periodo.
Tras varios incidentes polémicos, Nixon promulga la "Ley Keene", que prohíbe completamente la participación de vigilantes. Así que, uno por uno, los Watchmen se retiran. Algunos intentan encajar en la sociedad y otros simplemente desaparecen.
Una muerte que enciende todas las alarmas
Todo comienza cuando Edward Blake, conocido como el Comediante, es brutalmente asesinado en su departamento y arrojado desde lo alto. Su muerte no es solo violenta: huele a una advertencia.
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Rorschach, el único vigilante que sigue operando en la clandestinidad, lo interpreta exactamente así y empieza a investigar. Y cuando descubre que podría haber alguien eliminando sistemáticamente a los ex vigilantes, decide alertar al resto del equipo. Algunos no quieren saber nada del pasado y otros preferirían que lo dejaran enterrado. Pero el miedo, la duda y el sentido del deber comienzan a arrastrarlos de vuelta a una vida que creían haber dejado atrás.
Héroes imperfectos en un mundo aún peor
Una de las razones por las que Watchmen fue tan polémica en su momento es porque aquí nadie es realmente "bueno". La película toma el mito del superhéroe y lo revienta desde adentro. Dr. Manhattan, por ejemplo, es prácticamente un dios azul con la capacidad de manipular la realidad pero se está desconectando de la humanidad.
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Son personajes complejos, atormentados, brillantes y peligrosos. Y todos, absolutamente todos, se enfrentan a una conspiración gigantesca que podría desencadenar una guerra nuclear y, básicamente, borrar a la humanidad del mapa.
Hoy, después de más de una década de cine de superhéroes, Watchmen se siente como una pieza esencial para entender el género. Es el lado oscuro de aquello que luego dominó Hollywood. Y ahora que el público está acostumbrado a historias más maduras, giros más arriesgados y héroes más humanos, la cinta de Snyder luce mejor que nunca.
