Sylvester Stallone es una de esas figuras que no necesitan presentación. Él se encuentra en ese grupo selecto de actores que definieron una época, moldearon un género entero y se convirtieron en símbolos culturales. Rocky lo lanzó al estrellato, Rambo consolidó su leyenda, Demolition Man lo volvió futurista y Creed lo reinventó para una generación nueva.
Sin embargo, entre tanto éxito, premios, secuelas, músculos, cintas míticas y monólogos inolvidables, Stallone nunca ha escondido sus fracasos. El actor siempre ha sido brutalmente honesto cuando algo no le gusta de su propio trabajo. Sin pensarlo dos veces, habla sin filtro, sin maquillaje y sin miedo a señalar lo que, según él, no funcionó.
Entre todos los títulos de su filmografía, hay uno que los fans defienden con pasión. Una película que para buena parte del público de los 80 es un clásico de acción pura: brutal, exagerado, estilizado, con frases memorables y una vibra que marcó su época. Pero Stallone no la recuerda con la misma emoción.
Un clásico para muchos, un arrepentimiento para él
En una encuentro durante el Festival Internacional de Cine de Toronto, Stallone habló abiertamente sobre Cobra, la película de acción dirigida por George P. Cosmatos que muchos consideran un clásico del cine ochentero. Sin embargo, el actor la siente como una oportunidad perdida.
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"Está incompleta", dijo sin rodeos. "Podría haberlo hecho mejor, pero no estaba lo suficientemente concentrado. Sentí que era algo que debería haber dirigido, pero no lo hice y me arrepiento", fueron las duras palabras que usó para Cobra, especialmente viniendo del propio protagonista.
El contexto detrás del arrepentimiento
La década de los 80 fue una explosión de cine de acción: héroes musculosos, frases afiladas, violencia estilizada y un estilo que se convirtió casi en un sello del entretenimiento pop. Cobra nació en ese contexto: Stallone era el rostro de la acción hollywoodense y cualquier proyecto con su nombre generaba expectativas altísimas.
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Sin embargo, él sintió que la película había quedado corta con respecto al potencial que tenía. Había un tono, un estilo visual y una idea poderosa detrás del personaje de Marion Cobretti, pero que algo no terminó de cuajar. Y esa espina le quedó clavada al actor de Los indestructibles.
Lo curioso es que, pese a la opinión de su protagonista, Cobra se volvió un clásico de culto. Los fans disfrutan su estética agresiva, sus diálogos exagerados, la actitud implacable de Cobretti, las persecuciones, el villano psicótico y ese estilo visual que huele a gasolina, cuero y neón.
Muchos directores modernos del género, desde Nicolas Winding Refn hasta Robert Rodríguez, han citado a Cobra como influencia estética. Su vibra retro-industrial, sus luces frías y su violencia quirúrgica la han convertido en un objeto de culto para los amantes del cine de acción.