Durante décadas, el cine nos vendió el matrimonio como la meta final. Comedias románticas, dramas familiares, historias donde todo conflicto se resolvía con una charla sincera y un abrazo al atardecer. Casarse era sinónimo de estabilidad, de “vivieron felices para siempre”. Y aunque en los últimos años esa fantasía se ha ido quebrando, pocas películas se atreven a derrumbarla.
Porque una cosa es mostrar crisis de pareja y otra muy distinta es convertir el matrimonio en un campo de batalla. Este tipo de historias no buscan reconciliarte con el amor, sino obligarte a mirarlo desde su lado más incómodo. Y justo ahí entra esta cinta, que llegó a Disney+ con una sonrisa elegante y un arma escondida.
La relación perfecta hasta que deja de serlo
Disponible en Disney+, Los Roses es una comedia negra con tintes de drama salvaje protagonizada por Olivia Colman y Benedict Cumberbatch, dos actores que saben exactamente cómo hacer que el colapso emocional se vea tan elegante como devastador.
Disney+
Ivy y Theo llevan una vida aparentemente perfecta. Él disfruta de una carrera exitosa. Ella también. Su matrimonio parece sólido, su familia funciona y todo encaja, hasta que deja de hacerlo. Cuando los roles se invierten, y la carrera de Theo sufre un golpe inesperado mientras la de Ivy despega con fuerza, la dinámica cambia por completo y se vuelve rivalidad pura.
Cuando el amor se vuelve competencia
El gran acierto de Los Roses es mostrar cómo el matrimonio puede convertirse en una lucha de poder. Theo no sabe cómo manejar el fracaso, mientras que Ivy no está dispuesta a disminuir su éxito para proteger el ego de su pareja. Y en medio de esa tensión, salen a flote años de resentimientos no resueltos.
Disney+ / The Hollywood Reporter
Las discusiones ya no son sobre cosas pequeñas. Son sobre identidad, sobre quién sacrificó más y sobre quién merece qué. Y muy pronto, las palabras dejan de ser suficientes.
Por supuesto, ver a estos dos actores enfrentarse es un espectáculo en sí mismo. Olivia Colman construye a una Ivy compleja, brillante, contenida, hasta que deja de serlo. Y Cumberbatch ofrece un retrato incómodo del orgullo herido. Su Theo no es malvado, pero sí profundamente incapaz de aceptar que el mundo ya no gira a su favor.
¿Por qué verla? Porque más allá de la pareja central, la película funciona como una crítica feroz a ciertas ideas del matrimonio contemporáneo: el éxito compartido, la igualdad mal entendida, la presión social por "funcionar" como pareja perfecta.