Hablar de Keanu Reeves suele ser sinónimo de cosas buenas, humildad y amabilidad. El actor de John Wick y Matrix ha sido el protagonista de historias virales donde cede su asiento en el metro, dona su salario en silencio o trata con respeto absoluto a cualquiera que se cruce en su camino. Y en una industria llena de egos inflados, Reeves se convirtió en la anomalía del "buen tipo" de Hollywood.
Pero detrás de esa imagen bondadosa hay una historia personal marcada por ausencias, mudanzas constantes y heridas que nunca terminaron de cerrar. Aunque Keanu rara vez habla de su vida privada, cuando lo ha hecho ha dejado claro que no todo fue fácil. De hecho, hay una razón muy concreta por la que el actor decidió cortar lazos con su padre desde muy joven.
Una infancia marcada por el silencio
Keanu nació en Beirut y creció entre países, ciudades y hogares temporales. Su infancia fue todo menos estable entre cambios constantes, nuevas escuelas y muchas despedidas. En entrevistas, el actor ha sido claro: cuando piensa en su pasado, piensa casi exclusivamente en su madre y su hermana.
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La frase del actor dejó ver que prácticamente no tuvo relación con su padre. Samuel Reeves abandonó a la familia cuando Keanu tenía apenas tres años. A partir de ahí, su presencia fue esporádica, distante y cada vez más inexistente.
El padre ausente que marcó su vida
El propio actor ha contado que la última vez que habló con su padre fue cuando tenía 13 años. Después de eso, no hubo llamadas, visitas, ni reconciliaciones de película. En una entrevista con Rolling Stone en el año 2000, Reeves fue honesto al respecto al decir que "la historia entre su padre y él era bastante pesada".
El motivo por el que Keanu decidió romper definitivamente con su padre no fue solo la ausencia emocional, sino algo más grave. Samuel Reeves fue arrestado en 1992 en el aeropuerto de Hilo, en Hawái, tras intentar vender heroína a un conocido. El caso terminó en una condena de 10 años de prisión, aunque finalmente obtuvo la libertad condicional tras cumplir solo dos.
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Años después, en una entrevista con Us Weekly en 2003, Samuel habló sin filtros sobre su adicción. "Para mí, las drogas son para divertirme. Todavía me encanta la heroína. La consumo a diario. Soy adicto", dijo. Mientras Keanu construía una carrera sólida en Hollywood, su padre seguía atrapado en una espiral de adicción y crimen.
Un cierre que nunca llegó
Samuel Reeves murió en 2018, a los 76 años, y para entonces, ya habían pasado décadas desde que no tenía contacto con su hijo. Y para Keanu, ese fue el cierre de su historia con su padre. Aceptó que algunas relaciones no se reparan y que algunos vínculos se rompen para siempre.
Muchos fans se preguntan por qué Keanu Reeves es como es y por qué su humildad parece genuina. Y la respuesta no está en su fama, sino en su pasado.