Cuando ¿Quién engañó a Roger Rabbit? llegó a los cines en 1988, nadie estaba preparado para lo que iba a provocar. Dirigida por Robert Zemeckis, la película no solo fue un éxito técnico y narrativo, también fue una bomba cultural. Mezcló acción real y animación como nunca antes, reunió personajes rivales en la misma pantalla y apostó por un humor descarado.
La cinta dejó huella por muchas razones: su estilo noir, su ritmo frenético, su descaro visual y demostrar que la animación podía ser irreverente y provocadora sin perder el encanto. Durante años se habló de una secuela. El universo daba para más, el público la pedía y el propio Zemeckis tenía ideas claras para continuar la historia. Todo parecía a que iba a ocurrir hasta que no y hay una razón muy específica.
El personaje que hoy incomoda a Disney
La causa, según el propio Zemeckis, del por qué Disney ya no se atreve a hacer una película como Roger Rabbit es la mismísima Jessica Rabbit. En una entrevista reciente en el podcast Happy Sad Confused, Robert Zemeckis fue brutalmente honesto. Para el cineasta, la icónica femme fatale animada es considerada "demasiado sexy" para la Disney actual.
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"El Disney de hoy jamás haría '¿Quién engañó a Roger Rabbit?'", afirmó. "No pueden hacer una película con Jessica. El guion de la secuela nunca verá la luz, por muy bueno que sea", contó sobre la negativa de la Casa del Ratón para revivir el clásico de los ochenta. "Miren lo que hicieron con el personaje en el parque temático. Le pusieron un abrigo", recordó sobre lo que le pasó a Jessica en la vida real.
Jessica Rabbit: un símbolo de otra era
Jessica Rabbit nunca fue un personaje inocente, ni pretendió serlo. Desde su primera aparición, fue una parodia consciente del arquetipo de la mujer fatal del cine clásico. Era exagerada, provocadora, segura de sí misma y todo quedó confirmado con una de sus frases más legendarias: "No soy mala, es solo que me dibujaron así".
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Ese equilibrio entre sensualidad y humor funcionó en su momento porque la película sabía exactamente qué estaba haciendo. No explotaba al personaje, lo utilizaba para jugar con los códigos del género. Pero hoy, ese tipo de ambigüedad parece no tener lugar dentro de la estrategia de marca de Disney.
El guion que nunca veremos
Durante años se supo que había ideas, borradores e incluso un guion desarrollado para continuar la historia. Pero según Zemeckis, nada de eso importa ya porque no encaja con la visión corporativa actual.
Una secuela de Roger Rabbit tendría que ser irreverente, incómoda, adulta y arriesgada. Eso implica que Jessica Rabbit tendría que seguir siendo Jessica Rabbit. Y hoy por hoy, parece impensable.