Nacido en Buenos Aires en 1986, Nahuel Pérez Biscayart podría considerarse uno de los nuevos talentos latinoaméricanos del cine y la TV. Quizá su nombre aún no signifique mucho para el público masivo fuera de la Argentina, pero ahora que existen tantos intentos por unir y reconocer esfuerzos creativos regionales, es importante destacar a quienes asoman la cabeza a nivel internacional.
Así lo creo yo. Él discrepa. Durante el más reciente Festival Internacional de Cine de Morelia sostuvimos una charla que entre el tiempo limitadísimo de entrevista y sus pocas ganas de promocionar la película, se veía venir un choque. El director Robin Campillo y él habían sido invitados por la distribuidora Cine Canibal a la gala de su más reciente trabajo, 120 latidos por minuto, reconocida con el Gran Premio del Jurado en mayo pasado en Cannes. Pero el 20 de septiembre llegó el temblor a la ciudad de México y el cineasta canceló el viaje –qué lástima, hubiera sido interesante platicar con él–. Así es que para finales de octubre, cayó sobre Nahuel la responsabilidad entera de promocionar la película con la prensa nacional.
Era interesante. Trabajó con el finado prematuramente Fabian Bielinsky en Aura donde compartió créditos con Ricardo Darín y Dolores Fonzi. La sangre brota lo lleva a Cannes, o más bien lleva la película de Pablo Fendrik, "yo estaba haciendo teatro", me remarca. Consigue papeles en Francia sin saber francés pero lo aprende en meses. Entonces aparece en producciones alemanas, francesas, españolas, argentinas, compartiendo créditos con Gael García Bernal, la nominada al Oscar Adriana Barraza, Lèa Seydoux, Tahar Rahim, Angélica Aragón y otras estrellas más.
Sin embargo, hablar de esto le aburre. En este negocio es casi normal escuchar este tipo de comentarios. Los involucrados nunca piensan en premios ni en reconocimiento. Y no dudo que haya quien lo diga de verdad, sin falsa modestia, incluso él puede ser uno de ellos. Le hice saber que, le guste o no, ya está en la palestra y, otra vez, le guste o no, al ser el cine y el teatro un medio en el que generalmente se ve en auditorios con público, podríamos hacer una pequeña retrospectiva sobre su trabajo. No funcionó.
Y qué lástima, la interesante 120 latidos por minuto se estrena este viernes 1 de diciembre justo en las conmemoraciones del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA y su trabajo como protagónico es estupendo. Su actitud no.