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    'Goya 2018': Marisa Paredes recibe por primera vez el premio después de 57 años de carrera

    Después de sólo dos nominaciones, la musa de Almodovar finalmente es reconocida por la Academia española con un Goya honorario por su trayectoria

    Marisa Paredes nació pobre en el sótano de un edificio en el que su madre era la portera. Diario salía a llenar cubetas de agua a la pila de la Plaza de Santa Ana, en donde también se encuentra el Teatro Español, así que la niña -tímida y delgaducha, como la misma actriz se describe- veía a los actores que pasaban junto a ella en su camino al teatro, y soñaba con algún día ser como ellos.

    El éxito no llegó rápido ni fácil. "No necesito exhibirme, yo soy una actriz" -dijo en repetidas ocasiones Paredes allá por los 70 cuando todas las actrices necesitaban mostrar piel para salir en la portada de las revistas. Su primera aparición en la pantalla grande fue en la cinta Los económicamente débiles de Pedro Lazaga, pero fue de la mano de Fernando Fernán Gómez (quien fue su pareja sentimental) y de Pedro Almodovar que consiguió el título de diva europea.

    La primera vez que Marisa Paredes fue nominada a un Goya fue en 1987 por su participación como actriz de reparto en la cinta Cara de acelga. Fue hasta 1995 que obtuvo la segunda nominación, esta vez como actriz principal, por su papel como Leo Macías, la exitosa escritora de novelas rosas que se esconde bajo el seudónimo de Amanda Gris, que haría todo por cambiar su vida en La flor de mi secreto de Pedro Almodovar, con quien ha participado en cintas legendarias como Entre tinieblas (1983), Tacones lejanos (1991), La piel que habito (2011) y la ganadora del Oscar como Mejor película extranjera, Todo sobre mi madre (1999). A pesar de la excelente actuación de Paredes como Huma Rojo en esta cinta que ganó 57 premios alrdedor del mundo, nadie la tomó en cuenta, al igual que en su papel como la madre de Dora en La vida es bella (1997).

    Marisa Paredes también ha participado con varios directores mexicanos. En 1996 colaboró con Arturo Ripstein en Profundo carmesí y repitió en 1999 en El coronel no tiene quien le escriba. En 2001 hizo el papel de Carmen en El espinazo del diablo de Guillermo del Toro. 

    Al recibir el Goya honorífico hace unos momentos, la actriz resumió muy bien su carrera con la frase:

    La vida de una actriz es como un tiovivo, como la ruleta de la fortuna. Yo he tenido la fortuna de que muchos directores confiaran en mi, y ellos han tenido la suerte de que yo también confiara en ellos.

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