El director Ronald Joffe quería hacer la primera película que revelara el genocidio que el régimen del Khmer Rouge había realizado en Cambodia. Contrató al actor Sam Waterson para que interpretara a un periodista de guerra occidental, pero le fue muy complicado encontrar a un actor camboniano, por lo que reclutó a varios cazatalentos.
Uno de ellos vio en una boda a Haing Ngor, un médico camboniano que había sobrevivido apenas al holocausto en su nación, teniendo que escapar de un campo de concentración en el que estuvo encerrado durante cuatro años y en donde sufrió hambre y tortura. No estaba muy convencido de aceptar el papel cuando se lo ofrecieron y siempre dijo que revivir los horrores por los que había pasado había sido casi insoportable emocionalmente. Pero valió la pena el esfuerzo y su interpretación le valió el Oscar a Mejor actor de reparto por Los gritos del silencio.