Uno de los grandes aciertos de la serie es su narrativa. A pesar de tener una historia que repetidamente confronta creencias religiosas de múltiples naciones e intereses políticos internacionales (tema recurrente en nuestra realidad), la trama no se torna aburrida ni predecible.
Esto no se trata de un ensayo personal de su creador o de un extenso documental, no, todo gira alrededor de una serie de preguntas: ¿Qué pasaría si en la actualidad de verdad llegara el nuevo Mesías dando muestra de una conexión divina? ¿Cómo reaccionarían naciones primermundistas como Estados Unidos, Rusia o China? ¿El mundo entero estaría preparado para hacer a un lado sus creencias religiosas y acercarse a un nuevo camino, uno palpable?
Existe un largo listado de series y películas que no pudieron resolver adecuadamente un sólo tema en sus historias, tornándose enredadas y fuera de ritmo. En este caso, Mesías tiene la valía de abordar múltiples temas, cada uno de ellos polémico y conectado con el resto; a pesar de esto, la historia puede mantenerse a flote aumentando el drama de sus personajes.
Y una vez que crees entender la mentalidad del personaje principal, vuelve a dar muestras de estar alejado de toda creencias moderna ligada a la religión: todo lo que ha estado escrito en los libros no es la verdad absoluta, nadie la tiene, sólo Al-Masih, quien asegura estar conectado con Dios, la diferencia es que da muestra de ello, colocando en una encrucijada objetiva a la sociedad contemporánea.
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