Tanto he hablado de guiños modernos y confrontación de creencias religiosas y posturas políticas que me es necesario hacer mención especial a la participación de la CIA en esta historia. Esto va más allá de sus misión por salvaguardar los intereses internacionales de Estados Unidos ante una potencial amenaza como lo es Al-Masih.
Esto lo dividiré en dos importantes temas: el primero es el amplio contexto con el que trabaja esta agencia, dando muestra (aunque sea en ficción) del poder que realmente tiene para recabar datos, investigar a quien considere un peligro y tomar medidas, todo en cuestión de minutos o máximo horas. Este elemento de persecución da a Mesías un atractivo ritmo narrativo.
El segundo tema es la participación de la carismática Michelle Monaghan, quien toma el papel de una imparable y decidida oficial de la CIA que se ha ganado su respecto dentro de la agencia. Sin embargo, aquí no todos los clichés se llevan de la misma forma: este personaje también tiene oscuros pasajes que aún le atormentan y con ellos tendrá que hacerle frente a un nuevo portador de la palabra de Dios.
Por supuesto su rol está destinado al análisis profundo y objetivo, pero esto se ve puesto a prueba en repetidas ocasiones. Ya he mencionado anteriormente que Masih no es un hombre ordinario, por algo se hace de millones de seguidores de todo tipo de creencias y clases sociales; esta combinación de factores llevan a Monaghan a cargar gran parte de la historia y tener momentos convincentes de su pesar, sin duda un interesante planteamiento: Mesías vs CIA.
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