En las afueras de Devils Lake, Dakota del Norte, la ministra pentecostal Becky Fisher y su sacerdocio, manejo el cuartel religioso Kids in Ministry International, fundado en 2001, donde llevó a cabo conferencias y campamentos cristianos evangélicos con la esperanza, de acuerdo a ella, de enseñar a niños cristianos el camino para dar su vida por Dios. Su filosofía fue equiparable a la de los musulmanes extremistas que enseñan a los niños a luchas en el nombre del islam, pero, para Fisher, era haciéndolo con el mensaje “correcto”. Parte de sus enseñanzas es instruir a los niños a ser francos en sus creencias con un fervor especial y apasionado, donde cualquier tema o creencia, real o fantástica, fuera del camino era condenado. Durante el verano de 2005, tres niños formaron parte del campamento que, gozando de una devoción poderosa, se enfrentaron a experiencias que los marcaron de por vida. El documental Jesus Camp, de las cineastas Heidi Ewing y Rachel Grady explora el fanatismo implementado en los niños y las probables consecuencias que esto puede generar.