En Mejor...¡Ni me caso!, a lo largo de veinte años, Don y Ellie Griffin fueron una amorosa pareja, formaron una familia compuesta por dos hijos, Lyla y Jared, además de uno adoptado, Alejandro. Al final de esos maravillosos años, también descubrieron que su relación estaba por terminar y decidieron separarse en buenos términos y continuar con sus vidas aparte. Tiempo después, cuando cada uno ha hecho su vida, al igual que sus hijos naturales, ambos reciben la noticia de que Alejandro está por casarse con Missy; sin embargo, la madre natural de Alejandro, una mujer católica colombiana, estará presente y debido a sus fuertes creencias sobre la familia, el chico les ha pedido a sus padres adoptivos fingir que siguen casados por el evento. Esto crea complicaciones en las vidas personales de Don y Ellie, a la par que descubren que sus hijos, Lyla y Jared, tienen problemas en sus relaciones y en sus vidas personales que jamás imaginaron.
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