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    Amor y monstruos
    Críticas
    3,5
    Buena
    Amor y monstruos

    Una película de aventuras en toda la extensión de la palabra

    por Iván Romero

    Dirigida por el novel Michael Matthews y protagonizada por la estrella de la trilogía cinematográfica de Maze Runner, Dylan O'BrienAmor y monstruos se salta su paso por la pantalla grande debido a las razones que todos conocemos por la emergencia sanitaria. Afortunadamente llega a Netflix, aunque una cinta de aventuras como esta es justo el ejemplo perfecto de cuando un espectador dice “en el cine se vería mejor”. Antes de entrar de lleno tan solo para comprobar la manufactura de la cinta consiguió una nominación en la categoría de Mejores efectos especiales en los Oscar 2021. La trama se ambienta en un futuro post-apocalíptico, en el que sobrevivientes de ataques de monstruos descomunales viven en bunkers y donde se han creado pequeñas comunidades.

    Los monstruos fueron transformados gracias a una terrible radiación que ocurrió en el planeta y donde hasta el más mínimo insecto se convirtió en una amenaza. En una de las comunidades vive Joel (O'Brien), quien se comunica vía radio con uno de los grandes amores de su vida y, aunque nunca en su vida se ha enfrentado a un monstruo, se lanza al mundo exterior para buscarla y en el inter se convierte en todo un cazador. Los mismos productores de Amor y monstruos son los mismos de Stranger Things, por lo que esto antepondrá tanto a los seguidores de la exitosa serie de ciencia ficción, como a sus detractores. Incluso realmente se sorprenderán porque es una película de aventuras en toda la extensión de la palabra y con un encanto tremendo.

    Con efectos especiales más que sorprendentes, sobre todo al tratarse de una película que no pudimos tener la oportunidad de verla en una gran pantalla, el inicio de la película sin duda nos enfrenta a todos, porque al hablar de una especia de confinamiento y ubicado en un mundo completamente destruido le pega a más de algún espectador. Rápidamente la acción y la revelación de una serie de monstruos increíblemente hechos y diseñados (todos diferentes) nos adentraran a pasárnosla increíble durante dos horas. En Amor y monstruos encontramos comedia, romance, dado el título de la cinta, pero uno más platónico dentro de la mente de Joel, ya que muestra ingenuidad al intentar sobrevivir ante una serie de peligros brutales con una sola ilusión, aunque no precisamente sea la meta del filme.

    Lo anterior le da a la película un tono optimista que hace que los más cínicos caigan ante su encanto. En el trayecto, Joel conoce a una serie de personajes, incluido a un canino, que se convierte en su mano derecha. O’Brien conoce bien el género de aventura, aunque aquí irónicamente demuestra habilidades para la comedia, sin dejar de ser ese héroe escondido que descubre y en el que se empieza a convertir. En resumen, Dylan sabe llevar grandes películas en sus hombros. Michael Rooker, Ariana Greenblatt y Jessica Henwick son los coprotagonistas de la aventura y salen más que bien librados, con actuaciones decentes o al servicio de la historia, pero es el carisma de O’Brien brilla.

    Tiene esa atmósfera o sentimiento de blockbuster de los años 80/90 que los productores de Stranger Things controlan a la perfección. Amor y monstruos no está plagada de referencias para tratar de venderse y tampoco es una historia que descubre el hilo negro, pero lo que ha enamorado a la crítica y a los espectadores es que tiene los elementos que tanto necesitamos para pasar un buen rato. Esperemos que el éxito que obtenga en Netflix impulse una secuela, porque también tiene esa cualidad de dejarnos con ganas de más y con una sonrisa en el rostro. Esto es tan solo una serie de emociones que Amor y monstruos provoca y que, al igual que cintas Como Zombieland donde aventuras inesperadas en un road trip con dosis estimulantes y un gran equilibro en el guion, logran buenos resultados.

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