Crítica de SensaCine.com.mx para Terror a 47 metros: No queda más que elegir si ser devorado o morir ahogado

Ha pasado mucho tiempo desde que Tiburón nos dejará a algunos, que la vimos siendo niños, con el terror patólogico de ser devorados por un tiburón. Desde entonces, los escualos asesinos han protagonizado cualquier cantidad de historias en la pantalla que cada vez son peores.

Terror a 47 metros cuenta la historia de un par de hermanas (Mandy Moore y Claire Holt) que estando de vacaciones en La Paz son invitadas por un par de galanes mexicanos a bucear en jaula con tiburones blancos. Todo va muy bien hasta que se rompe el brazo de la grúa, ocasionando que la jaula se precipite al fondo del mar. El par de hermanas se ve entonces en la necesidad de encontrar la manera de regresar a la superficie antes de que se les acabe el oxígeno y sin ser devoradas en el intento.

Terror a 47 metros no es sólo una película de tiburones, también echa mano del recurso de quedarse abandonado a la suerte en el mar, para avivar el terror. Y lo logra, aunque tristemente no por gran parte de sus 95 minutos. Como casi todas las cintas de su tipo, la trama se ve obligada a caer en muchos lugares comunes y situaciones inverosímiles para tener con qué mantener el suspenso. Con todo, Terror a 47 metros acierta en crear momentos verdaderamente angustiantes y claustrofóbicos. A pesar de que hay escenas en que se nota la transición entro lo que se filmó en el mar y lo que está realizado en un tanque, el resto de los efectos especiales están muy bien logrados para el bajo presupuesto de la cinta.

Ni la crítica ni la audiencia se han proclamado fans de Terror a 47 metros a pesar de que un giro de tuerca la rescata lo necesario para dejarla como una película lo suficientemente buena. Seguramente no causará más allá de un par de sustos en aquellos espectadores que se meten al mar sin mayor preocupación, pero para los que seguimos sintiendo que un tiburón nos va a salir desde abajo, hasta en una alberca, es absolutamente terrorífica.