Crítica de SensaCine.com.mx para Promesa al amanecer: Gracias mamás

Bien dice el famoso dicho: ¡Madre sólo hay una! No hay reemplazo para estas mujeres que hacen todo por sus hijos – al menos la mayoría de ellas –. Se desviven, se desvelan, se sacrifican, y hacen muchas cosas más con tal de ver cómo sus retoños florecen. Roman Kasew (Pierre Niney) tiene una de estas joyas vivientes, a su mamá Nina (Charlotte Gainsbourg) quien, a pesar de avergonzarlo en algunas ocasiones, su amor no tiene límite hacia él.

En Promesa al amanecer es fácil conectar con los personajes, a la menor provocación entiendes por lo que pasan estos dos protagonistas y por qué lo están haciendo. Específicamente el trabajo de Charlotte Gainsbourg es estupendo. Poco a poco la van envejeciendo con la ayuda del maquillaje y ella se adapta a la edad de cada escena de su papel. Su personaje es duro pero dulce al mismo tiempo, simplemente te hace recordar algunas cosas que muchos vivimos en algún momento de nuestro crecimiento con nuestras madres, aunque te avergüence admitirlo.

La trama sigue a Roman y el esfuerzo extra que prácticamente está obligado a dar, no por él, sino por su madre. Conocemos desde su infancia hasta su edad adulta, pasando por muchos momentos de incertidumbre y también de alegría y tristeza. Está basada en la novela autobiográfica de Romain Gary, quien vivió algo muy similar a lo retratado en Promesa al amanecer.

Puede parecer un poco larga, sobre todo cuando el personaje de Charlotte comienza a perder protagonismo, pero todo eso era necesario de contar para llegar al clímax de la cinta y que logre golpearnos de tal manera que, aunque podíamos preverlo, mantiene el mismo impacto que causa cierta emoción específica en el espectador.

Promesa al amanecer es la muestra de que el amor de una madre no tiene caducidad y que muchas veces es recíproco con la descendencia. Recomendable para todos los que disfruten de una historia con tintes de conmoción, humor y por supuesto un buen trabajo en el reparto. ¡Que vivan las madres!