Los sucesos de la película se enmarcan dentro de la llamada Révolution tranquille, una transformación social silenciosa en la que el gobierno tomó control directo en temas como la salud y la educación. Esta última había estado manejada en gran medida por la iglesia católica, pero en ese momento los colegios de los conventos fueron reemplazados por los colegios públicos.
Aunque la directora Léa Pool nació en Ginebra, en 1975 se trasladó a Quebec para continuar sus estudios.
Dada la gran importancia que tiene la música en la película, Leá Pool buscó a actrices que contaran con una clara inclinación musical y a pianistas profesionales para los papeles principales.