Durante su tiempo estudiando en la Universidad de California, en Santa Bárbara, enfocado en estudios de la mujer y sociología, Steve Aoki empezó a producir su música y a presentarse en conciertos pequeños y secretos, en un pequeño apartamento que se conoció como The pickle patch. Para los 20 años, el talentoso Aoki ya había formado su propio sello musical y había integrado diferentes bandas, imprimiendo un estilo particular para cada una de ellas. Pero la inercia que parecía agarrar en su juventud, sorpresiva para compañeros y amigos, no era nada nuevo para él. Aoki creció admirando a su padre, Hiroaki “Rocky” Aoki, considerándolo una especie de superhéroe, quien también dedicaba todo su tiempo al trabajo y quien fuera empresario y luchador profesional, entre otras profesiones. En el documental I’ll Sleep When I’m Dead, el cineasta Justin Krook (Echobroom) explora la disciplina de Steve y su búsqueda incansable por diferentes proyectos, como una forma de honrar a su padre y lograr que pudiera sentir orgullo por él.