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    En guerra con mi abuelo
    Críticas
    2,5
    Regular
    En guerra con mi abuelo

    Pretende ser una feel good movie, aunque palidece

    por Iván Romero

    El actor estadounidense ganador de dos Oscar y con 77 años encima, Robert De Niro, no tiene que demostrar a estas alturas nada a nadie. Tan solo el año pasado con El irlandés regresó a la gloria de reconocimientos que en los años 80 toco con clásicos como Toro salvaje o The King of Comedy, haciendo mancuerna con Martin Scorsese. Digo “regresó” porque el actor, a pesar de haber hecho una excelente dupla con otro autor como David O. Russell, ha sido convencido fácilmente de estelarizar comedias simplonas que con tener el nombre de él en la marquesina o póster se vuelve un imán en la taquilla, porque la lógica dice que más vale ver algo con un actor como De Niro encabezando el proyecto. Pues bien, de la mano de Tim Hill (Bob Esponja: Al rescate) llega En guerra con mi abuelo.

    Se trata de una comedia familiar en la que Peter (Oakes Fegley) tiene que abandonar su habitación, ya que su abuelo Ed (De Niro) se ha mudado a su casa debido a que ha enviudado y ha tomado el cuarto del pequeño como suyo. Lo que parecía ser un nuevo y cálido inquilino protagoniza una batalla campal: Peter quiere su cuarto de vuelta, pero su querido abuelo es más listo que él y no le pondrá las cosas fáciles.

    Sorprendentemente en este proyecto el actor se encuentra acompañado de grandes nombres como Uma Thurman, Christopher Walken, Jane Seymour, entre algunos otros, caso que llama la atención porque Hill no tiene un renombre en la industria y su filmografía se ha basado en filmes familiares de canal de televisión abierta; haremos solamente un poco la excepción con las cintas de Bob Esponja, pero los live-action de Garfield y de Alvin y las ardillas no hablan tan bien de él, especialmente porque dejan mucho a desear.

    En Guerra con mi abuelo tiene tintes de Mi pobre angelito y Buenos vecinos, con una atmósfera ochentera que resulta medianamente entretenida si la opción es ponerte en blanco y dejarte llevar. Como advertencia, ver la película no será garantiza risas como uno pensaría, al contrario, habrá varios bostezos incluidos. Veremos a Robert De Niro haciendo al tonto, como se dice vulgarmente, desde pelearse con un luchador en un supermercado y algún par de momentos irónicos que tiene en sus líneas el actor, pero nada más.

    Uma Thurman, quien interpreta a Sally la hija del protagonista, está más que desperdiciada, cuando la actriz de hecho tiene una vena cómica muy poco explorada. De Seymour y Walken sucede lo mismo que con Thurman o peor, sus personajes son meras y ramplonas participaciones. Regresando a la película, en algo no miente: siempre pretende ser una feel good movie, aunque palidece ante títulos que realmente hacen honor a esta etiqueta.

    Lo que uno esperaría por el título de la cinta es que tanto el abuelo como el nieto sean, gracias a un guion hábil que no existe aquí, inteligentes para realmente crear una batalla entre los dos por ganar un cuarto. Peter en el inter aprendería a respetar y querer más a su abuelo y Ed demostraría que sólo quiere tener de nuevo una familia, pero a pesar de esto los dos iban a luchar por dejar mal al otro y viceversa: por supuesto cero violencia. No es así tampoco, las situaciones presentadas en verdad hacen ver a Mi pobre angelito como una obra maestra del género. El carisma de De Niro no es suficiente, porque el texto, ni la dirección de Hill le permiten brillar. Son 90 minutos que podrían ser utilizados en mejores contenidos, pero que quien decida apagarse quizá no la pase tan mal, aunque al salir de la función la habrá olvidado como arte de magia. ¡Qué tiempos los de El irlandés!

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