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    The Square: La farsa del arte
    Críticas
    4,5
    Imprescindible
    The Square: La farsa del arte

    Una interesante reflexión de la pretensión del arte

    por Carlos Gómez Iniesta

    La quinta película de Ruben Östund es pretensiosa y, por esta ocasión, diremos que este calificativo es un halago. La cinta se enfoca en Christian (Claes Bang), un director de museo quien planea la ejecución y promoción de una nueva obra llamada The Square, un cuadro en el patio en el que estando en su interior, debes de sentirte simbólicamente protejido. Al mismo tiempo le roban el celular en la calle. Su sentimiento de superioridad, de ser intocable, lo hace emprender una odisea para recuperarlo y enseñar, de paso, una lección a quienes se atrevieron a quitarle su aparato. La situación se descontrolará de tal forma que acabrá siendo humillante y triste, afectando los sitios donde nunca pensó ser tocado. Rompió su propio square.

    La cinta se convierte en un coctel de situaciones pomposas que ridiculiza al mundillo del arte e incluso el de ese nueva clase digital llamada influencers. Las secuencias mejor logradas son aquellas que son sumamente incómodas: una affaire en donde después del coito la amante le pide el condón con tal exigencia que éste teme que lo puedan chantajear con los residuos de su semen (gran trabajo de la norteamericana Elizabeth Moss como una periodista inepta). O la escena climática e inolvidable de la cinta: durante una opulenta cena el performance para halagar a los invitados se sale de control: Un hombre que imita a un simio causa empatía, risas nerviosas, miedo y al final odio. Qué maestria el ver cómo la gente reacciona, primero guardando modales, después perdiendo totalmente el control. 

    Los personajes ambientales chocan, impactan la vida de Christian y salen, afectando a un hombre que pareciera tener el control de toda situación. Es así cómo el cineasta sueco trata de hacer una fuerte crítica y metafora de quienes quieren controlar lo incontrolable como lo es el arte y lo que se piense de uno. Incluso también del pequeño poder, pero poder al fin, de las clases más bajas y de la migrantes en Europa. El trabajo anterior del cineasta, Fuerza mayor, también retrató situaciones incómodas en un entorno lujoso. Pero si aquella habló de la decadencia de una familia y su matrimonio, aquí podemos atestiguar la decadencia de aquella sociedad que aún piensa que puede o debe domesticar al otro con la pura superioridad intelectual.

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