Mi cuenta
    Gauguin, viaje a Tahití
    Críticas
    2,5
    Regular
    Gauguin, viaje a Tahití

    Simple y plana que no pasa de una anécdota

    por Carlos Gómez Iniesta

    Bien dice la sabiduría popular que lo que se ve es lo que hay.  Gauguin, viaje a Tahití lo confirma, pues su título es la descripción acertada de lo que hay en esta cinta: la sola recreación del primer viaje del maestro postimpresionista a aquella isla. 

    Para ser más justos, también trata sobre sus problemas amorosos. Cuando el pintor deja su natal París, alejándose de amigos, de Mette, su esposa (la debutante Pernille Bergendorff) y cinco hijos, piensa liberarse del aplastante panorama artístico y de la miseria que lo acompaña. En la selva conoce a Tehura (Tuheï Adams en su única participación en cine), una tahitiana quien se convierte en amante, musa y protagonista de los cuadros más famosos de aquellos años como El espíritu de los muertos vela, La melancolía y por supuesto, Ave MaríaSin embargo, pronto se dará cuenta de que las cosas no le serán más fáciles con este nuevo mundo. La naturaleza se hace hostil. Le es difícil mantener una relación sana con sus dos mujeres, su salud empieza a empeorar y tiene que hacer trabajos físicos extenuantes para conseguir algo de dinero para sobrevivir. Todo en detrimento de su arte, que cada vez tiene menos importancia. Cierto, es atractivo conocer la anécdota de cómo uno de los maestros más grandes de la pintura es ignorado, blanco de burlas y humillaciones cuando hoy el puro apellido sería suficiente para abrirle las puertas a la fama y la fortuna. Pero la pura anécdota no es suficiente para sostener casi dos horas del relato. 

    Para provocar lástima, Vincent Cassel hace un trabajo decoroso como protagónico. Lo malo es que al estar sometido a una historia que lo mantiene atascado, se convierte en desventuras episódicas que no deja lucir el potencial que se llega a vislumbrar pero que no prende. Lo que encontramos entonces en el segundo largometraje de Edouard Deluc –quien también escribe el guión– es una falta de pericia en el texto y la dirección que deja a sensación de tener poca idea hacia dónde quería llevar esta historia. Es el protagonista, un escueto triangulo amoroso y una buena ambientación de finales del siglo XIX con lo que se defiende Gauguin, viaje a Tahitípero esta muy lejos –como París de aquella isla– de convertirse en una obra de arte memorable.

    Comentarios

    Back to Top