Crítica de SensaCine.com.mx para Yo soy Simón: Sin miedo al qué dirán

“Todos merecemos una gran historia de amor”, este es el eslogan de Yo soy Simón, y más atinado no pudo ser. La trama gira en torno a un adolescente de nombre Simon (Nick Robinson) cuya vida transcurre con total normalidad; tiene una familia unida, amigos con quienes compartir sus aventuras, un automóvil para moverse en la ciudad y más; pero hay un pequeño detalle que guarda: es gay y no se lo ha dicho a nadie.

Tras años de haber descubierto su gusto por los hombres, ha preferido guardar el secreto para él mismo hasta que un desconocido y autonombrado Blue escribe en la página de los chismes de la escuela, una declaración en la que asegura ser homosexual. Acto seguido Simon decide enviarle un correo anónimo para compartirle su historia. El problema llega cuando alguien más se entera de lo ocurrido y con malas intenciones filtra sus e-mails en la web para desenmascarar su identidad.

Yo soy Simón es un coming of age adecuado a la actualidad, en medio de una etapa tan difícil como la adolescencia y ayudándose del uso de las comunicaciones contemporáneas para relatar una historia con la que es fácil entretenerse. Sin querer ser algo más que el relato de un chico y su salida del clóset, la película tiene identidad propia gracias a sus ligeros toques humorísticos y las personalidades definidas de cada uno de sus personajes. Ninguno de ello traiciona sus ideales, sólo reaccionan ante las situaciones que se les van presentando.

Todos hemos tenido secretos que no queremos expresar al mundo y tal vez nos hemos visto en algún dilema que aquella cosa que guardamos para nosotros con recelo podría ser la respuesta, pero siempre existe el temor de expresarlo y cambiar el rumbo de las cosas. Simon se ve en esta encrucijada y no solamente quiere deshacerse de su secreto sino sentirse orgulloso de su decisión, pero simplemente las palabras no salen de su boca como él quisiera.

El elenco que compone la cinta es el ideal para contar la historia, no sólo por tener diversidad, sino por lo que representa cada uno. Se puede sentir la química entre ellos y la jovialidad de estar cruzando por la etapa que define la personalidad de cada uno rumbo a la adultez. Hay situaciones cómicas que acompañan al drama y ligeros toques de expectación por saber quién es el verdadero Blue.

Yo soy Simón se distingue por tener un objetivo claro desde el principio y sólo enfocarse en él desde el comienzo sin distraerse en historias secundarias, haciendo gala de la frase “entre menos, mejor”. Es fácil identificarse con los personajes y también con las situaciones planteadas: que si el amigo quiere ligarse a la amiga, o si la fiesta a la que todos irán, la ayuda hacia los padres relacionada con la tecnología, etcétera. Funciona por tener la posibilidad de adaptarse al público y no viceversa.