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    El convento
    Críticas
    3,5
    Buena
    El convento

    Monjas malvadas que logran que te retuerzas de horror

    por Claudia Llaca

    La iglesia católica ha sido fuente inagotable de ideas para el cine de terror; y cómo no, si se ha caracterizado por ser una institución llena de secretos, enigmas, tortura, ejecuciones terribles y abusos de todo tipo. El vaticano, con sus rituales, tradiciones, misticismo y misterio, ha proporcionado cualquier cantidad de elementos para asustarnos, que van desde exorcismos hasta documentales de padrecitos pederastas, pero quizá sea la figura de la monja, la que más ha aportado al género de terror en los últimos tiempos.

    El convento (St. Agatha), de Darren Lynn Bousman, es parte de la tendencia por el gusto de las monjas terroríficas y nos presenta una cinta de horror cuyo aspecto más tenebroso, es que bien podría haber ocurrido en la vida real. Mary (Sabrina Kern) es una joven soltera y embarazada que en 1957 no tiene muchas opciones para salir adelante. Su padre es un alcohólico que la golpea y su novio no tiene trabajo, por eso Mary decide irse a un refugio para madres solteras que esta a cargo de una orden religiosa. El convento al que Mary llega no es el típico claustro antiguo de piedra, sino una casa desvencijada en medio de la nada. Desde el primer momento Mary puede darse cuenta de que este es un lugar extraño, pero a pesar de todas las señales, decide quedarse. Obviamente, es algo de lo que se arrepentirá profundamente para el final de la película.

    El convento adolece de lo mismo que muchas cintas de terror: forzar a los protagonistas a tomar ciertas decisiones que no les convienen y que nadie tomaría en su sano juicio, para seguir impulsando la trama. Sin embargo, ninguna es tan grave como para restarle credibilidad a la película. En cambio, Lynn Bousman crea un excelente escenario dentro de la casa vieja y semiderruida a través de sutiles crujidos y rechinidos, una iluminación mortecina que se filtra por los vitrales, siluetas de monjas que cruzan por el fondo de la toma y sobre todo, una musicalización espeluznante que nos hace pensar que algo sobrenatural y muy malo está a punto de pasar. En conjunto, logra crear un ambiente claustrofóbico y opresivo que no permite que la tensión decaiga y que sirve de marco perfecto para que los momentos de horror nos hagan retorcernos en la butaca.

    Aunque puede sentirse un poco lenta al inicio, la recapitulación de la historia sirve para sustentar las motivaciones de Mary y para ir construyendo a la villana perfecta: la Madre superiora, excelentemente interpretada por Carolyn Hennesy, quien le imprime a su personaje una crueldad tan perversamente fría, que enchina la piel con sólo verla. El convento no es una película que se convertirá en la protagonista de tus pesadillas, pero sí una muy entretenida obra de horror que vale la pena ver.

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