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    Hillbilly, una elegía rural
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Hillbilly, una elegía rural

    Una versión limitada, cansada que desperdicia el talento de Close y Adams

    por Iván Romero

    Ron Howard (Rebuilding Paradise) es uno de los cineastas más populares en la Unión Americana. Su larga trayectoria lo avala, aunque de pronto pareciera que el cine al que nos ha acostumbrado podría sentirse un tanto caduco. No malinterpretemos, hay clásicos como Willow en la década de los ochenta o Un horizonte lejano con Tom Cruise Nicole Kidman que se consideran de cierta manera filmes emblemáticos de una época. Ciertamente su acercamiento a los premios con Una mente brillanteApolo 13 o Frost/Nixon, hicieron que la industria lo elevara a un nivel más arriba que el del comercial, aunque las tres mencionadas entraran perfectamente en el mainstream. Howard, así como muchos de sus colegas, tiene una experiencia nueva con el streaming, al estrenar en Netflix: Hillbilly, una elegía rural, un drama lacrimógeno protagonizado por actrices de renombre como Glenn Close y Amy Adams.

    Uno pensaría, que al reunir a dos actrices como ellas, que irónicamente han sido sumamente ignoradas por la Academia, tendría la pretensión absoluta de explotarlas en un historia que sea considerada -como le llaman vulgarmente- ‘carne de Oscar’. Pues están en lo correcto, y lo peor, no es la intención de que sean reconocidas, porque tanto Adams como Close hacen magia con diálogos ramplones y una historia digna de un canal de televisión como Hallmark; con todo el respeto que nos merece la programación y los proyectos de dicha cadena. Si no que el texto y la visión de Howard es limitada, cansada y desperdicia a dos mujeres que siguen dando todo en pantalla. Es decir, las dos merecerían un material decente con el que trabajar y este no es el caso.

    Basada en el bestseller de J.D. Vance que fue #1 del The New York Times: Hillbilly, una elegía rural es narrada desde el punto de vista del mencionado autor, un ex marine del sur de Ohio que se encuentra estudiando en Yale; el joven lucha con todas sus fuerzas contra su pasado y la complejidad que tuvo que vivir al lado de su familia, siendo él un pequeño. Ahí iniciaría un pequeño e intenso trayecto recordando a su abuela Mamaw (Glenn Close) y su madre Bev (Adams), la cual vive con una fuerte adicción a las drogas. Su reconciliación con el pasado vendrá de donde menos lo espera y los momentos más crudos de su vida podrían poner en peligro su futuro, y su relación de pareja actual.

    Hillbilly, una elegía rural es etiquetado también, como un drama redneck, que no es más como se refieren a las familias de clase trabajadora que se encuentran en crisis en todo momento, estando del lado republicano o demócrata. Saber que se sitúa en el sur de Estados Unidos, es para también entender un poco el contexto de lo que acontece en el drama.

    Imagine Entertainment

    Ciertamente Howard ha mencionado que él era muy fan de la novela y tener la oportunidad de dirigirla para él era imperdible,  seguramente para todos los seguidores de la misma, Hillbilly tiene en el fondo grandes representaciones, tanto de una época, de una América sumamente criticada e ignorada por el resto de los erróneamente llamados ‘americanos’. Estos son tópicos fuertes para la población, y sin leer la novela, a leguas se puede notar que había más ahí, que solo una adaptación muy por encima, con líneas que en lugar de conmover o provocar tensión, dan un poco de risa.

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    A pesar de su enorme peluca y esa caracterización y maquillaje, Adams y Close dejan mucho que desear, destaca más. ¿Por qué? Por razones sencillas y manipuladoras, ya que resulta ser el personaje sensato y entrañable dentro de esta familia sin rumbo, quien a pesar de su circunstancia pone a prueba a su nieto y hace todo lo que está en sus manos para centrarlo y compensar el terrible daño que le ha hecho tanto su madre como el entorno. Mamaw también tiene sus defectos y es una cadena, ya que la personalidad de Bev tampoco es gratuita. Es cierto que se premia una interpretación y no una película, pero Close tiene una larga lista de personajes memorables y que no necesariamente necesitan un Premio, porque al día de hoy siguen estando presentes. Howard por su parte, tiene oficio, innegable, pero es tan inconstante, como el ritmo y el texto del filme en sí.

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