Crítica de SensaCine.com.mx para Las niñas: Los retratos más nostálgicos, precisos y encantadores de los últimos años

Las niñas, ópera prima de la escritora y cineasta española, Pilar Palomero, se trata de uno de los retratos más nostálgicos, precisos y encantadores de los últimos años. Sus múltiples reconocimientos, entre los que destaca Mejor Película, Mejor dirección novel  y Mejor guion original a los Premios Goya, no han sido gratuitos, si no merecedores por un trabajo honesto y una prometedora carrera en la industria para Palomero, quien, a pesar de una pandemia, logró sacar adelante su filme en diversos Festivales de Cine, llegando a la audiencia de alguna u otra manera.

El filme filmado en Zaragoza, España, ciudad natal de la cineasta, es también una especie de redención de la misma, y una vuelta al pasado y ese 1992 llenos de prejuicios, pero quizá con una vida mucho más sencilla, y menos atiborrada de redes sociales, como hoy. La sensibilidad de Palomero se nota desde el primer plano, y aunque la premisa de Las niñas no yace en territorios desconocidos, sino todo lo contrario, saque parte justamente de sus recuerdos y de la nostalgia, para darle un vuelco a la originalidad, y hacerla auténtica, con todo lo que esto conlleva.

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La historia sigue a Celia (Andrea Fandos), una semi adolescente de 11 años y su madre soltera: una estupenda Natalia Molina. Celia asiste a un colegio para monjas, mientras su madre se mata trabajando para darle una vida un poquito más digna de lo que al parecer ella tuvo. Ahí, Celia se hará de un grupo de amigas, con las que compartirá sus inquietudes normales de la edad y expresarán su descontento ante la irremediable censura de la época, tanto por la música que se escuchaban y la manera de expresarse. Celia lidiará con el pasado de su madre y la crueldad con las que a veces un grupo de niñas, pueden utilizar en contra de otras, con todo el desconocimiento de las consecuencias que las palabras tienen a tan tierna edad.

El filme de Palomero tiene una cantidad de referencias a la época en la España de aquel momento, que seguramente resulte un filme mucho más personal y pertinente para aquel país y sus Premios es respuesta de mí mismo señalamiento. Sin embargo, los temas que toca Palomero son universales y atañe a todos, especialmente a la generación que crecimos en la década de los noventa; esto en cuanto a moda, educación por parte de los padres y maestros, - en este caso monjas- o la dinámica de ser hijo único y de una madre soltera, lo cual no dejaba de ser mal visto por las compañeras de escuela y la sociedad en general. No salgamos de contexto: es un universo femenino en todo momento el que plasma su directora, aunque apele a la nostalgia en general.

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El ojo de la directora es de una calidad visual pocas veces vista, y que la pinta como una autora en potencia. El trabajo coral de la cinta conformado por cada una de las pequeñas actrices, es de mencionarse, pero Andrea Fandos, la protagonista, es un descubrimiento brillante y al igual que la creadora, con un futuro que avista mucho en la industria del entretenimiento. Es un viaje en el tiempo, y un choque educacional: una mirada a la incipiente rebeldía, y a esas ganas de descubrir y esconderse de todos al mismo tiempo. Las niñas no ofrece respuestas, ni tampoco promete soluciones mediáticas para sus protagonistas, más que las de respirar y seguir reaccionando al entorno que se les presenta.