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    Doble vida
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Doble vida

    Finísimo retrato de la relaciones ante un mundo de incertidumbre

    por Carlos Gómez Iniesta

    Con Doble vida, el director francés Olivier Assayas se reafirma como uno de los grandes retratistas de aquellos que se entregan a los gozos y sinsabores de la creación artística en la vida moderna. Con un engañosa simpleza, nos coloca en la discusión que ha traido de cabeza a los editores de los medios impresos, ¿es el momento correcto de volcarnos a la total digitalización de los contenidos? Y si sí, ¿cómo pelear contra la gratuidad a la que está acostumbrado el ciberlector? La evolución forzada de una industria y sus impactos personales. 

    Todo comienza con un diálogo entre Léonard (Vincent Macaigne), un escritor un tanto perdedor, y Alain (Guillaume Canet), su editor, quienes después de una plática en la que todos sospechamos que pasa algo más –nosotros y ellos– , nos enteramos del destino que tendrá el nuevo manuscrito del autor. Después llegamos a una tertulia compuesta por escritores, editores y artistas, que discuten sobre el futuro de los libros. Ahí conocemos a Selena (Juliette Binoche), la esposa de Alain, actriz a quien le han ofrecido actuar en otra temporada de una famosa serie policiaca, cosa que a ella no la alegra tanto. Y así, poco a poco, conocemos a los protagonistas y sus parejas. Tan orgullosos como prisioneros de sus oficios. 

    Ese contexto es una trampa para que Assayas haga un certero análisis de aquellos que podrían estar viviendo la extinción de su labor como hasta entonces la han llevado a cabo. Con cuarenta y tantos años, la incertidumbre invade a los protagonistas aunque se nieguen a aceptarlo. Por más que se muestren sabedores de la industria o de la política, que digan tener la solución, realmente están confundidos y errantes. Incluso con ese miedo de ya no destacar, que los hace sobrevivir a costa de exponer a sus amigos en su arte. Son profesionistas experimentados que tienen una vida relativamente resuelta, con parejas estables, trabajos respetados y casas acogedoras, pero que esencialmente desconfían de todo. Las dudas se extienden entre inversionistas y gobernantes, pero también entre amigos, jefes y, sobre todo, en sus cónyuges. La forma de afrontarlo produce lo que podría llamarse una anticomedia de enredos que en lugar de explotar cuando las cosas se descubren, prefieren no profundizar demasiado en cuestionamientos con tal de mantener su status quo, después de todo, qué harían ha estas alturas de la vida rascando hasta encontrar la verdad. 

    Después de varias décadas trabajando juntos, Juliette Binoche y Assayas siguen siendo una de las mancuernas más interesantes del cine. Como en su trabajo en mancuerna anterior Nubes de María (2014), donde ella también interpreta a una actriz, el realizador le sigue escribiendo a Binoche interesantísimos personajes que lo mismo muestran vulnerabilidad que inteligencia. Interpreta con una naturalidad que la hacen seguir luciendo lo mejor de su oficio. Es parte de un elenco redondo que juega con un inteligente guión, que lo mismo se burla de los conflictos conyugales que de Star Wars: El despertar de la fuerza o incluso de su actriz principal. Doble vida podría navegar en el drama, pero es su finísimo tono de comedia la que la hace única al retratar aquellas cárceles de la que no se quiere salir con tal de mantenerse en una confortable zona de seguridad.

     

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