Filmada en un periodo de 3 años, en siete países diferentes, entre ellos México, España, Italia, Nicaragua, Costa Rica, Canadá y Japón, el documentalista Lorenzo Hagerman capta un recorrido único, dando protagonismo a la vida, las enseñanzas, las tragedias y las expectativas de esas personas que, muchas veces, parecen invisibles para la sociedad, los ancianos. A través de su lente, retratados en diversos escenarios, educados bajo diferentes culturas, la cinta nos muestra la vida de esas personas llenas de vida, calidez, alegría y generosidad, mientras nos cuentan como perciben la existencia, la vida, su aprovechamiento del tiempo libre, bromas sobre ellos mismos, la música que gozan, el baile, el canto, el amor y el futuro.
Sin importar el lenguaje, las condiciones económicas y sociales, todos ellos nos reciben en sus hogares para enseñarnos sobre algo que eventualmente todos enfrentaremos, la vejez y sus mitos, enseñándonos que la edad no es un límite, que la vejez no es el ocaso y que la vida es cálida e iluminada, a pesar de tanta negatividad.