El documental fue resultado de trabajar con poco más de 20 horas de material, de los archivos de video de la directora y su familia.
El título del documental, La danza del hipocampo, busca referirse a un juego en el uso de las palabras, en el sentido científico y figurado. El hipocampo es la zona del cerebro donde se almacena la memoria, que toma su nombre por el parecido al hipocampo marino. De ahí a que el título “danza” se refiera tanto la forma en que se mueve el animal acuático y la manera en que se mueven los recuerdos dentro del cerebro.
La cinta participó en la décima edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey, donde se llevó el premio a mejor largometraje documental mexicano.
La cinta participo en varios festivales especializados, entre los que destacan: el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el Festival Internacional de Cine de Morelia, en el festival DocsDF, en el Festival Internacional de cine de Edimburgo y en la gira de documentales Ambulante.
En palabras de la directora, Gabriela Domínguez: “los documentalistas sabemos contar historias desde lo personal… estamos aquí para hablar de nuestras realidades, aun cuando estas quieran ser opacadas”.