Si buscas brujas en el más puro sentido esta es la película equivocada
por Iván RomeroRecién ganadora de 5 premios Goya, el cuento de brujería del cineasta argentino Pablo Agüero (Eva no duerme), Akelarre, llega a Netflix Latinoamérica para conquistar a aquellos amantes de las historias de época con manufactura impecable y llena de fantasía, al adentrarnos en las vidas de seis jóvenes acusadas (¿injustamente?) de ser brujas. En este universo el director se asegura que desde el título que aparece letra por letra acompañando a las protagonistas, se contemple el paisaje desde un acantilado, el lugar favorito de ellas. Desde esa secuencia estamos ante un cuento que se vincula más a Mujercitas que a Jóvenes brujas. Esta comparación sólo para poner los pies en el terreno adecuado. Evidentemente, y no de manera forzada, es un discurso feminista que habla sobre la libertad de la mujer, del abuso hacia ellas en 1609 en un país vasco en España.
Siglos de separación aparecen oportunamente cuando estos mismos temas siguen siendo un foco importante dentro de la sociedad actual. La historia inicia con la orden de aprehensión de un grupo de chicas por parte del juez Rostegui (Alex Brendemühl), ya que son acusadas de brujería. Los hombres de la región se encuentran ausentes, ya que se han ido al mar y la única razón que tienen para arrestar a las jóvenes es haberlas visto bailar y cantar en el bosque; el canto, según el juez, corresponde a hechicería, pero la incógnita permanece entre todos: ¿su festejo era por diversión o estaban llamando al diablo?
Akelarre es una de las cintas más aclamadas de España del 2020, un año que ha dejado marcados a todos por la pandemia del COVID-19. El hecho de que una cinta como esta se estrenara entre muchas otras opciones cinematográficas de aquel país es un aliciente para la industria, ya que a pesar de que las salas de cine se encontraron cerradas por casi todo el año, las producciones hallaron su camino vía streaming o en festivales. Es importante mencionar que la película está basada en las memorias del juez Pierre de Lancre, aunque la adaptación de dichos escritos es libre y fue realizada tanto por Agüero, como por Katell Guillou. Akelarre tuvo su paso por el Festival de Cine de San Sebastián en su 68 edición, empezando a generar críticas positivas, lo cual aceleró que una plataforma de streaming como Netflix consiguiera los derechos para distribuirla.
En Akelarre existen dos interpretaciones, pero la más importante es la que hace destacar al filme y es su agenda feminista. En aquellos tiempos una mujer no podría tener un discurso o declararse feminista (tal como sucede actualmente) porque pasaba como bruja y era quemada, no sin antes ser abusadas y hasta violadas. Si practicaban la brujería era lo que menos importaba y esto en Akelarre es retratado con pertinencia, ya que lo que prevalecía era abusar del poder de las jerarquías y torturar sin miramientos. Agüero aparte consiguió unas protagonistas que, si bien no son caras conocidas, son extremadamente talentosas: Lorea Ibarra como Oneka, Yune Nogueiras como María, Garazi Urkola como Katalin, Irati Saez de Urabain como Olaia y Jone Laspiur como Maider, sin olvidar a Amaia Aberasturi como Ana, quien se lleva la película con su magnética personalidad y se queda en la mente del espectador al finalizar los 90 minutos de metraje.
Akelarre es un cuento de horror, pero también un himno audiovisual de sororidad, de amistad y un trágico retrato que cimbra en todo aquel que la vea. Quizá flaquea un poco rumbo a su conclusión, pero el momento del clímax hace olvidar cualquier inconveniente que se le quiera poner a la cinta. Aparte podemos hacer una larga lista de todo lo que vale la pena en esta producción, la cual aprovecha cada recurso, ya que no es una película de gran presupuesto y pareciera como si lo fuera; una puesta en escena brillante y con una evidente investigación por parte de sus creadores, además de la fotografía y una banda sonora que enchina la piel de más de uno. Si buscan brujas en el más puro sentido, esta es la película equivocada, pero quien quiera una cinta propositiva, con elementos de género y llena de folklore y de discurso quedará prendado.