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    La camarista
    Críticas
    3,5
    Buena
    La camarista
    por Deidalí Gómez

    En su ópera prima, la directora mexicana Lila Avilés hace zoom extremo a todos los esfuerzos invisibles - pero perceptibles- del gremio de las trabajadoras de la limpieza en hoteles de lujo, logrando mostrar un drama contemplativo con sutiles giros sorpresa, que es narrado desde el punto de vista de Eve (Gabriela Cartol), La camarista.

    Eve, es la prudente empleada que va tocando de puerta en puerta para arreglar habitaciones con la exactitud milimétrica que reconforta a todo huésped; pero también, es la mujer que lidia con el hecho de criar sola a un hijo al que casi nunca ve por lo esclavizante de su trabajo. La monotonía de Eve, transcurre en estos silenciosos cuartos prestados, con hermosas vistas panorámicas de la ciudad, donde observa con curiosidad y privilegiado anonimato los vestigios más íntimos dejados por los diversos huéspedes del hotel.  Lo único que rompe su rutina, donde parece que siempre se vive el mismo día- son sus deseos de superación personal e incluso románticos. 

    La idea de Lila Avilés de hacer esta película, sólo apta para voyeurs, nació del acceso ilimitado a camaristas mientras montaba una obra de teatro que tenía lugar dentro de un hotel citadino. Es gracias a esta experiencia, que logró recopilar historias reales y crear personajes verosímiles como el de su protagonista -quien incluso tomó capacitación para aprender a hacer este meticuloso trabajo. También nos permite reflexionar sobre nosotros mismos al conocer a los huéspedes extranjeros solitarios que piden favores extraordinarios a las empleadasLa camarista es, sobre todo, una metáfora de aquellas personas invisibles de la sociedad, quienes van tocando puertas y nadie les abre a menos que necesite algo.

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