La camarista

Eve trabaja como camarista en un lujoso hotel situado en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México. Día tras día invierte largas horas para ganarse la vida teniendo camas, limpiando baños, recogiendo cuartos. Ella es madre soltera y tiene que confiar en Maguitos para que cuide de su hijo, a quien casi no ve pero escucha por teléfono en conversaciones apresuradas. Su existencia se ha tornado monótona, rutinaria y hasta aburrida. Pasa el día viendo pertenencias y conviviendo con huéspedes que duran unos cuantos días para desaparecer de súbito. La mujer se siente sola, incomprendida y cree que su existencia a pocos le importa. Los únicos amigos que tiene son del trabajo y las probabilidades de encontrar el verdadero amor son difíciles. En general es invisible hasta para sus superiores y cualquier intento de superación le es interrumpido. La camarista retrata a un ser que busca su propia identidad, hasta que encuentra un objeto con el que fantasea poder convertirse en otra persona.