Crítica de SensaCine.com.mx para Kusama Infinito: La obsesión infinita de un artista

En septiembre de 2014, la llegada de la exposición Obsesión infinita, de la artista japonesa Yayoi Kusama, fue un fenómeno nunca antes visto en el Museo Tamayo de la Ciudad de México. La experiencia que generaba el recorrido de la obra de Kusama estaba llena de colores extravagantes, salas inmersivas que aislaban al asistente y lo persuadían para formar parte de las composiciones visuales. Por supuesto, no faltó el morbo de tomar cientos de fotografías para presumir en redes sociales.

Podría parecer que veíamos la obra de un artista cuya inspiración y motivación sería crear una experiencia alucinante que se quedara en el bagaje cultural de una persona, esto gracias al uso de sus colores claros, vívidos y neutros que dominaban dicha exposición. Sin embargo, el verdadero origen de aquella fantasía va más allá de intentar llamar la atención mediante su arte compuesto de colores y figuras extravagantes.

Kusama Infinito, primer documental dirigido por la cineasta Heather Lenz, nos sumerge en una retrospectiva de la vida y carrera de Yayoi Kusama, una de las artistas más importantes y mediáticas que existen actualmente en el mundo. A través de distintos testimonios de la propia Kusama, colaboradores y personalidades de distintos museos con reconocimiento internacional, el filme muestra la intimidad de una artista que ha raíz de un trauma psicológico encontró en la pintura un medio de expresión, caracterizado principalmente por puntos y lunares, los cuales predominan en su universo creativo.

El documental que formó parte del Festival de Sundance en 2018 también demuestra el poder creativo de Kusama, quien con sólo un plumón y un lienzo es capaz de desarrollar composiciones visuales que rompen con la cotidianidad de la imagen. Nos comparte también distintos momentos cumbre de su carrera, como su viaje a Nueva York en 1957, donde conoció a Donald Judd, Andy Warhol y Claes Oldenburg o la construcción del Infinity Mirror Room – Phalli’s Field (1965), el primero de una serie de ambientes inmersivos en los que la participación del espectador activa complementa el significado de la obra.

Más allá de la atención mediática que pueda tener la artista nacida en Mutsamoto, Japón, Kusama Infinito retrata a una mujer que pese a ser rechazada en el gremio cultural y sufrir un trauma durante su infancia, supo sobreponerse y hacer de su obsesión infinita una motivación para convertirse en una artista trascendental que a sus 90 años continúa esparciendo su arte, su legado y su imaginación.