Inaugurado en 1923, el aeropuerto Templehof de Berlín fue considerado uno de los edificios patrimoniales más importantes de Europa. Pronto se convertiría en un símbolo de auto engrandecimiento nazi en la década de los años 30 y 40. Una de las terminales aéreas de mayor actividad en el siglo XXI, el aeropuerto fue cerrado en 2008, oficialmente; sin embargo, años después del cese de operaciones, el aeropuerto sigue siendo un punto de llegadas y salidas. En la actualidad, sus enormes y abandonados hangares se utilizan como el refugio de emergencia más grande de Alemania y uno de los más grandes de Europa y, también, como una zona donde los alemanes y otros turistas escapan de sus rutinas. Millones de personas de varias regiones del mundo esperan ahí la respuesta de su solicitud de asilo, en calidad de refugiados, tratando de adaptarse a una nueva realidad y con el aeropuerto como la primera zona que conocen y, a veces, los recibe en un nuevo país.